Hoy te escribo desde lejos,
hoy te hablo en soledad,
a mí me acaricia el viento
entre noches por recordar
de la forma más dulce:
viendo amores imposibles
felizmente muertos.
Una luz me impregnaba
desde nubes desconocidas
recordando cómo me amaba
una ilusión de María
reflejándose en el aire,
diciéndome que nunca
hallaré su piel.
*
Hoy te escribo desde lejos
detrás de los relojes, de una lluvia por escampar
mojándome el alma;
y te mando a decir
que el amor nunca reclamó por mis ojos
nunca me miró,
aquel amor de atardeceres tontos...
¿Y qué hubo de mí,
si creí que iba a dibujar tu rostro
en medio corazón?
No sé de tu vida, desde que me fui
obviando no hacerle falta a nadie.
*
Esperaba a María los viernes,
te esperaba con una nostalgia
maquillada de sonrisas
por si me recordabas
hablándote de besar,
¿pero quién conoció sus labios
aparte del cielo?
Yo entonces me olvido de la paz
que sentí al ver su sombra
mirándome un poco más
que los ojos de la rosa
sobre luna de sangre,
No es más que ella y su rubor:
palabras de mis cartas.
*
Hoy te escribo desde lejos
detrás de los relojes, de una lluvia por escampar
mojándome el alma;
y te mando a decir
que el amor nunca reclamó por mis ojos
nunca me miró,
aquel amor de atardeceres tontos...
¿Y qué hubo de mí,
si creí que iba a dibujar tu rostro
en medio corazón?
No sé de tu vida, desde que me fui
obviando no hacerle falta a nadie.
*