Te libero de mí, de mis complejidades, de mi manera tan diferente de ver la vida, de mi falta de romanticismo, de mis miedos, de mis dudas, de mi amor tan apático.
Te pido perdón por tus lágrimas, por tus sueños rotos, por las promesas incumplidas, por mis expectativas tan altas, tan absurdas.
Pido perdón por mis palabras tan duras, por mis exigencias, por mi deseo constante de querer cambiar tu vida, hacerla más parecida a la mía, más racional, más fría.
Te perdono, el que no lo pidas, no significa que no haya nada que disculpar, perdono tus acciones tan impulsivas, tan llenas de rabia, tus constantes demandas de atención, tus constantes reproches, tus intentos de manipularme.
Te libero de mí, de tu apego hacía mí, de ese amor intenso que yo no comprendo, que yo no entiendo por más intentos que haga, te libero, te pido perdón y te perdono... solo espero un día perdonarme a mí.