Un Gillette, un polo manchado de sangre así comienza mi día; café con un cigarro adorna mi desayuno. Por mi nariz sale humo; una hoja, un lapicero donde puedo escribir lo que siento. Un vaso, dos vasos la botella entera; lloro a los mil vientos. Sin almuerzo sigo mi día hundiéndome en cocaína, sigo sola y nadie me controla; me corto, me drogo y así empiezo otro periodo.
Llega la noche con lluvia en ella, salgo y así esconde mis lágrimas entre ellas, mi capucha manchada de sangre; corro hacia la tienda, un ron para mi garganta seca, parezco un vagabundo por la soledad que me reina. Las lágrimas no paran ahora busco a un chico para que me satisfaga, llega el instante donde los gemidos llenan el cuarto entero; así termina mi triste día.