Oye... ¿quién te dijo dónde estaba?
¿Por qué siempre sabes cómo encontrar tus pies con los míos?
Creo que el viento se ha vuelto tu cómplice, mi viejo amigo...
pensaré dos veces antes de pronunciar tu nombre cuando muere un suspiro mío, porque el viento te cuenta todo lo que yo digo.
No controlo el camino, es él quien te trae de vuelta conmigo, querido desconocido. Eres la persona más extraña del mundo, pero aún así te conozco mejor que nadie; incluso que tú mismo.
Rogaré a Dios que mis pasos no encuentren los tuyos,
pues creo que el viento conspira contigo,
me hiere verte cada vez que el destino quiere, mi niño.
Te extraño tanto que pensarte te invoca,
te amé tanto que ahora tu nombre es mi boca.