Han pasado varios meses desde la última vez que te vi. Me había resignado a no volver a saber nada sobre ti, prohibido a todo en mi casa que pronunciaran tu nombre. Los días se volvieron rutina en mi trabajo: checar, un buenos días y correr a esa oficina. No hablar con nadie y solo seguir órdenes del jefe. Llegar a casa sin apetito y con ganas de dormir. Sentía que poco a poco morían las ganas de seguir aquí; se me iban.
Me la vivía escondida del mundo, era increíble como llegaste a marcar mi vida, como sin ti me iba destruyendo poco a poco. Nada valía la pena, no podía creer como había entregado tanto por ti, como pude cambiar rumbo por una persona que me pagó tan mal y como podía seguir dañandome por ti. Ahora me doy cuenta lo importante que sigues siendo para mí... Después de tanto tiempo sin verte hoy desde lo lejos te observo; es increíble como tú sigues como si nada, en verdad ¿no me extrañas? ¿no me recuerdas? ¿No llegué a importar nada para ti? Verte hoy así me hizo darme cuenta de todo el daño que me estaba haciendo.
Estoy perdiendo mi vida por alguien que sigue como si nada, te estoy dando mi vida a ti, a ti que no mereces nada. Claro pasé días increíbles contigo, me hiciste feliz en un tiempo pero creo que no lo eres todo. Creo que no vales la pena como para que yo de mi vida por ti.
Gracias, gracias por esos momentos y aun mas gracias por este día; por enseñarme que tengo que seguir mi camino, que no debo atacarme, no debo perder lo que tengo por ti. Aquí me despido y comenzaré a luchar por mí.