Inunda mis sentidos con la dulce fragancia de
tu ropa interior,
dame de beber el elíxir de los dioses que produce tu sexo
al ser estimulado por mi lengua,
déjame seducirte y extasiarme con los botones de rosa
de tus pechos
y recorrer con mis manos toda la geografía de tu cuerpo,
de norte a sur, de sur a norte, de este a oeste y de oeste a este,
hasta perderme en las profundidades inexploradas
de tu anatomía de mujer…
hasta descubrir las tierras vírgenes que aún guardas para mí:
tu explorador incansable.

Cabalga sobre mí y bésame a través de tus braguitas:
quiero que las muerdas mientras me besas
para embriagarme con el sabor y el olor de tu intimidad
y juntos descubrir mundos nuevos de lujuria y de pasión
al contacto de la piel de nuestros cuerpos:
un nuevo genoma nacido de la mezcla de nuestros fluidos.

Después, quiero quedarme ciego…
quiero que me pongas una venda sobre los ojos,
una venda improvisada con tus propias braguitas
y que realices en mí, todas las fantasías prohibidas
y descabelladas que guardas en tu imaginación
y que no has cumplido aún,
por temor o por vergüenza…
devora cada parte de mi cuerpo con tu boca y con tu sexo,
siente cada parte de mi anatomía masculina con tu lengua
y deja que mi miembro viril se introduzca en tu cuerpo
y descubra, milímetro a milímetro y pliegue a pliegue,
todos tus instintos primitivos y tus íntimos deseos,
satisfacerlos plenamente y convertirte en mi mujer:
una mujer feliz y completamente entregada a mí.