Todo mundo merece una oportunidad dijiste con un tono en la voz que denotaba arrepentimiento. Me preguntaste que fue lo que me hizo decidirme… en ese momento yo pude darte cientos de respuestas que presurosas acudieron a mi mente
¿Qué me hizo decidirme? Fueron muchas cosas, ¿Sabes? En realidad, ésta decisión venía tomando forma en mi cabeza desde hace muchos meses; sin embargo; te diré que la gota que derramó el vaso fue darme cuenta cabal de lo que ya sabía desde siempre y que confirmaste con tu respuesta que me diste el lunes por la mañana cuando entre a la sala y vi el desorden que la noche anterior habías dejado en la mesita de centro, mientras yo en la soledad de mi habitación trataba de hallar una salida a esta crisis que ha venido a coronar este matrimonio en el que jamás hubo amor por ninguna de las partes, tu habías cenado con el niño y sin el mínimo de consideración hacia mí, que soy quien todo tiene que limpiar, dejaron en un estado deplorable mi mesita, una rabia inmensa se apoderó de mi ser y en tono airado y sin poder evitarlo inicie la discusión, te dije que seguramente te hacía sentir muy bien hacer tal desorden, sabiendo que la sirvienta que tienes por esposa, en algún momento lo recogería; tu respuesta me dejó sin palabras: ¡Para eso estás! me lo dijiste fuerte y claro, bueno, eso lo sabes bien, tú siempre sabes lo que dices y lo que haces y cuando te conviene lo recuerdas, cuando no, se te da muy bien fingir amnesia. Me desarmaste por completo y sin decir más nada di la vuelta y me dirigí a la cocina, ya no había que decir...
Yo no sé, no logro entender por que por muchos años guardé la esperanza de estar equivocada en tus apreciaciones hacia mí, siempre supe que no eran buenas, en tu vida fui solo la sirvienta. Bueno, a decir verdad no sé por qué trataba de engañarme cuando a todas luces resultaba más que evidente que para ti, no fui esposa, ni amiga, ni amante, jamás fui nada, jamás tuve un lugar en tu corazón…
Me senté a la mesa y mi mirada se perdió en esas caprichosas figuras del mantel que yo tejí tiempo atrás, cuando tenía que ocupar mi mente y mi tiempo en labores como esa para no volverme loca, cuando ansiaba poder hacer lo que siempre quise y gracias a tu yugo no pude… pensé y reflexione, tú, en los últimos tres o cuatro años me reprochas que ya no soy la misma de antes, que ahora otras cosas me mueven, y, en efecto, así es. Con la crisis de los cuarenta, todo se revolvió en mi interior, ya no pude soportar el peso de tu bota sobre mi cuello, me mire al espejo y vi una mujer cuya salud se perdió en el camino del sufrimiento a tu lado, vi una mujer cuyos sueños de volar alto se encontraban muy en el fondo de un bote de basura, cuyo contenido no me atrevía a vaciar del todo, pues en mi interior una vocecita se alzaba con fuerza y me pedía que no lo hiciera, aunque creía que no tenía caso ya al ver esas alas terriblemente destrozadas...
El espejo inclemente me seguía devolviendo la imagen de una mujer avejentada, sin esperanzas de nada, porque las esperanzas tú se las arrebataste; la guardaste bajo llave en el cajón de tu egoísmo... En ese momento, al ver mi vestimenta tan horrible, al ver mi pelo maltratado y desaliñado al ver esa mirada triste, apagada, opaca que por vergüenza no pude sostenerme a mí misma, me hice la temida pregunta. Me pregunté donde había quedado esa chica que te entregó sus diecinueve radiantes años, que tenía vida, que tenía sueños, entre ellos, el de ser feliz con el hombre que se supone la amaba y ella amaba... volteé hacia atrás en retrospectiva y no pude ver ese amor que un día yo te tuve, por más que busque en el cajón de mis recuerdos, no pude verlo, bueno, a decir verdad, supongo que se esfumó cuando a la semana de casados faltaste tres noches a casa, lo que mi intuición me dijo a gritos, alguien muy acomedidamente y sin la más mínima delicadeza se encargó de confirmar, que esa escapada tuvo que ver con mujeres era algo que sin saber, ya lo sabía.
Ese era el momento de marcharme, pude haber agarrado cuatro trapos y marcharme, ese era el momento... debí darme cuenta que ese episodio era una señal temprana de lo que sería toda mi vida a tu lado.
No sé por qué fue que me quedé, entendí que la culpable de todo era yo, ahí, frente a ese espejo no me quedó más que aceptar mi culpa. No podía seguir mintiéndome ni auto compadeciéndome más. Ya no tenía caso lamentar, los años habían pasado y todos de manera similar… llegaron los hijos y había que luchar por ellos, yo había tomado la decisión de quedarme por esos chiquillos que tanto me necesitaban y por los que decidí sacrificarme, buena o mala fue mi decisión, sin embargo, hoy sé que fue un terrible error pues ellos mismos me dicen que no entienden por qué soporte tanto si finalmente yo trabajé siempre, fui autosuficiente, me licué los riñones en esa máquina de coser, para que a ellos no les faltara nada, mientras que tu gastabas en prostitutas, en parrandas, en amigos y en amantes de planta.
Solía ser sumisa y agachada, no protestaba por nada,me daba miedo hasta mirarte a los ojos. Esa es la mujer que tú ahora extrañas, es la mujer que a tus intereses convenía, es la mujer que tu recuerdas y a la que querías a tu lado, una mujer sumisa llena de miedos a la que pudieras dominar fácilmente y esa es la mujer que también yo recuerdo y lucharé por que su recuerdo no se vaya jamás de mi cabeza, por que a pesar de que ya está más que muerta y enterrada, no la dejó ir, esa mujer me ayuda hoy para tomar la desicion que he tomado. También recuerdo el hombre que tu solías ser y que aún hoy, por más que dices que has cambiado, sigue brotando, me dices que cambiaste, y si, noté cierto cambio en ti, pero cuando ya no me interesaba, cuando me di cuenta de que la vida, solo es una. Cuando comencé a sentir un cosquilleo en esas alas que se encontraban atrofiadas y entumidas por la falta de uso, comencé tomar muchas decisiones pequeñas y aun con cierto temor las riendas de mi existencia, esas alas comenzaron a agitarse y de a poco comenzaron a sacarme de ese inmenso pozo de oscuridad y amargura en el que tu egoísmo, tu falta de amor y atención, en el que tu despotismo y tu machismo me tenían hundida. Me di cuenta de que contigo, ya más bajo no podía caer, fue entonces que comprendí que solo me quedaba impulsarme y salir, salir y ser libre... volar; es lo que ahora hago, pero me resulta muy difícil hacerlo contigo al lado mío ya que por donde sea que quiero volar intentas bloquearme, intentas llenar de nubarrones ese cielo que tendría que ser azul y por donde quiero extender mis alas con total plenitud, para darles fuerza, para curarlas del todo. Tu pudiste volar al lado mío y nunca quisiste hacerlo, me dices que soy rara, te molesta mi forma de ser, mi música, mi nueva forma de vestir, mis aficiones, te molesta que alguien reconozca mi trabajo, te molesta el giro de 180 grados que di a mi vida. En aquel entonces, la gente que hoy me conoce y que admira mi trabajo, no habría dado por mi medio centavo, no creería que yo antes fui dominada por el miedo y la cobardía, hoy soy extrovertida, hoy vivo, me arreglo, me pongo bonita para mí, hoy hago uso de mi derecho de respirar, de llenar mis pulmones con aire puro ya no mas con el aire viciado de mi prision, hoy puedo sentir el viento de libertad darme en el rostro; ya de esa mujer sombría no queda el menor rastro, quien iba a decirlo, ¿cierto?
Con seguridad lamentas el día que algo hizo decidirme, nunca lo supiste, pero la depresión hacia de mi su presa….eran dias llorando según yo por nada, pero la verdad es que era por todo, nuestros hijos iban tomando su propio camino, el mayor había marchado al extranjero y lo extrañaba terriblemente, él había sido mi mano derecha por muchos años, el era ejemplo para sus hermanos, fue amigo, cómplice, el mejor aliado, el hijo que toda madre desea tener, me pasaba horas enteras, mirando por esa ventana, sentada en el brazo del sillón, mirando pasar a la gente, lamentaba ser tan callada, no tener una sola amiga con quien conversar. Uno de esos días comenzó a llover y yo comencé a llorar, Salí afuera y la lluvia fue lavando todo mi dolor mientras que mis lágrimas se confundían con ella…
¡fue toda una catarsis! Toda mi vida al lado tuyo pasó ante mis ojos, dolió ver que jamás sentiste amor por mí, dolió ver que tuviste más consideración para otras mujeres que para mí que se supone soy tu esposa, pero eso jamás pesó en ti. Hasta ese momento fui quien tu quisiste que fuera, fui lo que tu quisiste que fuera, pero ya no más. Así fué que tomé mis libros y comencé a leer nuevamente mientras recordaba la ocasión que me encontraste leyendo uno y me abofeteaste, diciéndome que los libros solamente sirven para meter ideas tontas en la cabeza de las mujeres, no sabías que esas ideas ya las traía desde que tengo uso de razón, los libros solo las afirmaban… siempre pregunté a la vida porque me había dado el don de escribir, el don de ser o sentirme distinta si siempre se encargó de ponerme obstáculos en el camino que me impidieron realizarme....ahora sé que no fue la vida, que la que se encargo de sabotearme y de poner obstáculos en mi camino fui yo; entre esos obstáculos el mayor fuiste tú… Aunque a ti te habría costado lo mismo apoyarme que obstaculizarme, sin embargo, elegiste esto último. Tomé también mi cámara y salí a tomar fotos que era otro de mis hobies, desempolvé mis cuadernos y comencé a escribir nuevamente.
Hoy sé que lo tuyo hacia mí, fue solo miedo, hoy sé que me temías, que adivinabas en mí una mujer diferente, que me sentías grande, infinita y se que por eso me minimizaste. Durante años fui solo una sombra, me pasabas mujeres en la cara, mujeres de la más baja ralea, entiendo ahora que con ellas te sentías muy a gusto, porque ellas si se encontraban a tu nivel, te buscabas mujeres que estuvieran al nivel del piso, ahí, donde se encuentra la mugre y la inmundicia, donde por desgracia la vida las arrastró. Contigo, mi suerte no fue mejor que la suya.
Con ellas si te sentías grande, poderoso, al lado mío te sentías nada, por eso me destruiste, acabaste con mi autoestima, mis ganas de volar, destrozaste mis sueños, cortaste mis alas y cuando te percatabas que comenzaban a crecer volvías a recortarlas con las afiladas tijeras del egoísmo, no soportabas la idea de que un día volara, no soportabas la idea de verme volar con las alas extendidas, con el empuje y el brío que da la esperanza, me despojaste de todo.
Cuando logré salir de todo eso, los cimientos de la casa temblaron, renació una mujer distinta de la que tú hiciste, exigí un trato justo, respeto… me puse a pensar que nadie se podía hacer cargo de mi vida más que yo. La crisis de los cuarenta sí que me pego duro de tal forma que me hizo comenzar a plantearme cientos de preguntas, nuestro hijo mayor se había marchado ya; los otros no tardarían en tomar su propio camino también, una vocecilla en mi interior me dijo que tenía que estar preparada para lo que inevitablemente tendría que ocurrir y yo no podía quedarme de brazos cruzados viendo cómo se alejaban, tenía que ocuparme ya y así lo hice, pues era eso o terminar mi vida siendo una especie de vegetal, mirando entre lágrimas ese nido vacío. A ti no te agradó nada, por supuesto. Fue una lucha tremenda que estaba dispuesta a ganar y así fue, me costó lágrimas de sangre todo ese cambio, pero no estaba dispuesta a ceder, ahora nada me ataba a ti, más que quizá la costumbre. pero ahora, después de que he terminado de entender que para ti fui punto menos que una sirvienta, me marcho, te dejo. Los hijos ya crecieron y se fueron, el que queda es un adolescente, se encuentra en una edad muy crítica y no quiero que continúe viendo semejante estira y afloja, el llora y me abraza tú no sabes que a él le duele la situación, ya bastante se sufrió en esta familia y es hora de cortar por lo sano, siempre pensé que los hijos crecerían y sería la hora de mi liberación, ya sólo queda él y con él me río de la vida… apuesto a que tú nunca pensaste en eso, que los hijos un día ya no estarían y que con su partida, mis cadenas se rompían.
Siempre has dicho que ya pasamos por tanto, que ya te aguante mucho, que si no nos separamos antes, ¿Cómo por qué lo haríamos ahora? Siempre dices que un día dejaras ese trabajo que tienes lejos y que junto conmigo harás una granja donde cuidaremos vacas,
borregos, cerdos y aves de corral, ya casi me vi con un overol de mezclilla, un sombrero de paja y una canasta llena de maíz, alimentando gallinas. Dime algo ¿Dónde dice o quien dijo que yo tenía que ser una extensión tuya? Que tenía que desear lo que tú, pensar lo que tú y creer lo que tú ¿Por qué piensas que tus planes son los míos? ¿Por qué crees que es así como deseo terminar mi vida? No sé qué me impide desternillarme de risa ante esa escena llena de romanticismo que quizás hubiese deseado, si mi vida a tu lado hubiese sido feliz, no creaste en mí el deseo de querer terminar mi vida a tu lado. Y bueno, esos son tus sueños, los míos van mucho más allá de eso, hoy, estoy luchando por ello, quizás no se concreten, no lo sé; pero estoy intentándolo.
Ahora sabemos que ni mi lugar fue a lado tuyo ni el tuyo al lado mío.
Recuerdo hace algún tiempo, al ver que mi marcha era inminente me dijiste que te habías equivocado de esposa que tu debiste casarte con una mujer que se conformara con criar niños, atender la casa, atender al marido y que no aspirara a más de lo que pudiera tener, que a pesar de todo, tu misoginia no logro arrebatarme mi verdadera esencia, lo que soy, que yo debí casarme con alguien que estuviera a mi altura, no sé a qué altura te refieras, pues según tu, yo nunca fui nada. Pero fue en ese momento que sin querer manifestaste, lo que de mi pensabas realmente muy en tu interior.
Hoy sigo con los preparativos para abandonar esta casa, me voy yo, creo que ya no me
necesitas a tu lado, es decir ya no soy yo la mujer que tú necesitas.
No vuelvas a hablarme de esa forma, con la voz apagada, como si realmente te doliera mi decisión, sé que hasta para eso fuiste cobarde, sé que esperabas que yo diera este paso, sé que te morías de ganas de hacerlo pero esperaste a que yo lo diera primero, tal vez no querías tener remordimientos, no los sientas, porque yo no los siento ya; no actúes como si te doliera, sé que no es así y ya no es posible seguir viviendo de esta forma en un matrimonio donde quien navego en un mar de ventajas fuiste tú, de un modo a o de otro, todo fue
siempre a tu favor, aun hoy así es…Hoy pediste una última oportunidad, no sé por qué siquiera te escuché. Sé que no es sincero o ya no sé, no pienso preguntármelo, hoy tengo todas las condiciones para poder salir de aquí y no se volverán a presentar, si yo te doy esa oportunidad que ahora pides, sé que irremediablemente, más tarde o más temprano voy a arrepentirme y no quiero que eso pase, ya no, ya es tiempo de que empiece a pensar un poco en mí, ya es tiempo de que la ventaja este de mi lado, dices que no voy a poder sola, una cosa si te aseguro, de hambre no he de morir, de cualquier forma mal estoy contigo y quizás mal este sin ti ¡Pero por el cosmos que seré libre! Por mí no quedará, lucharé hasta el último minuto de mi existencia, yo te deseo que todo te vaya bien, que encuentres la felicidad, la verdadera felicidad. Busca una mujer que de verdad ames. Yo haré lo mismo, tengo tanto amor dentro de mí para dar, amor que tu no quisiste y que opté por esconder muy dentro de mí, sé que llegará alguien que sea merecedor de él, no voy a cerrarme a la vida ni al amor, ese al que todos tenemos derecho… Un amor sano, libre de egoísmo, de ataduras, tan libre como el viento y tan cálido como un día de primavera, un amor sincero y total que haga florecer en mis jardines nuevas ilusiones, que de luz a mi existencia, que llene en todos los sentidos mi vida vacía, sé que por ahí está, afuera, sé que espera desde siempre por mí, como yo secretamente esperé por el y ahora a su encuentro voy…
(Gala Castilla)
de una escritora a su esposo.
Todo mundo merece una oportunidad dijiste con un tono en la voz que denotaba arrepentimiento. Me preguntaste que fue lo que me hizo decidirme… en ese momento yo pude darte cientos de respuestas que presurosas acudieron a mi mente
¿Qué me hizo decidirme? Fueron muchas cosas, ¿Sabes? En realidad, ésta decisión venía tomando forma en mi cabeza desde hace muchos meses; sin embargo; te diré que la gota que derramó el vaso fue darme cuenta cabal de lo que ya sabía desde siempre y que confirmaste con tu respuesta que me diste el lunes por la mañana cuando entre a la sala y vi el desorden que la noche anterior habías dejado en la mesita de centro, mientras yo en la soledad de mi habitación trataba de hallar una salida a esta crisis que ha venido a coronar este matrimonio en el que jamás hubo amor por ninguna de las partes, tu habías cenado con el niño y sin el mínimo de consideración hacia mí, que soy quien todo tiene que limpiar, dejaron en un estado deplorable mi mesita, una rabia inmensa se apoderó de mi ser y en tono airado y sin poder evitarlo inicie la discusión, te dije que seguramente te hacía sentir muy bien hacer tal desorden, sabiendo que la sirvienta que tienes por esposa, en algún momento lo recogería; tu respuesta me dejo sin palabras: ¡Para eso estás! me lo dijiste fuerte y claro, bueno, eso lo sabes bien, tu siempre sabes lo que dices y lo que haces y cuando te conviene lo recuerdas, cuando no, se te da muy bien fingir amnesia. Me desarmaste por completo y sin decir más nada di la vuelta y me dirigí a la cocina, ya no había que decir...
Yo no sé, no logro entender por que por muchos años guarde la esperanza de estar equivocada en tus apreciaciones hacia mí, siempre supe que no eran buenas, en tu vida fui solo la sirvienta. Bueno, a decir verdad no sé por qué trataba de engañarme cuando a todas luces resultaba más que evidente que para ti, no fui esposa, ni amiga, ni amante, jamás fui nada, jamás tuve un lugar en tu corazón….
Me senté a la mesa y mi mirada se perdió en esas caprichosas figuras del mantel que yo tejí tiempo atrás, cuando tenía que ocupar mi mente y mi tiempo en labores como esa para no volverme loca, cuando ansiaba poder hacer lo que siempre quise y gracias a tu yugo no pude… pensé y reflexione, tú, en los últimos tres o cuatro años me reprochas que ya no soy la misma de antes, que ahora otras cosas me mueven, y, en efecto, así es. Con la crisis de los cuarenta, todo se revolvió en mi interior, ya no pude soportar el peso de tu bota sobre mi cuello, me mire al espejo y vi una mujer cuya salud se perdió en el camino del sufrimiento a tu lado, vi una mujer cuyos sueños de volar alto se encontraban muy en el fondo de un bote de basura, cuyo contenido no me atrevía a vaciar del todo, pues en mi interior una vocecita se alzaba con fuerza y me pedía que no lo hiciera, aunque creía que no tenía caso ya al ver esas alas terriblemente destrozadas...
El espejo inclemente me seguía devolviendo la imagen de una mujer avejentada, sin esperanzas de nada, porque las esperanzas tú se las arrebataste; la guardaste bajo llave en el cajón de tu egoísmo... En ese momento, al ver mi vestimenta tan horrible, al ver mi pelo maltratado y desaliñado al ver esa mirada triste, apagada, opaca que por vergüenza no pude sostenerme a mí misma, me hice la temida pregunta. Me pregunté donde había quedado esa chica que te entregó sus diecinueve radiantes años, que tenía vida, que tenía sueños, entre ellos, el de ser feliz con el hombre que se supone la amaba y ella amaba... volteé hacia atrás en retrospectiva y no pude ver ese amor que un día yo te tuve, por más que busque en el cajón de mis recuerdos, no pude verlo, bueno, a decir verdad, supongo que se esfumó cuando a la semana de casados faltaste tres noches a casa, lo que mi intuición me dijo a gritos, alguien muy acomedidamente y sin la más mínima delicadeza se encargó de confirmar, que esa escapada tuvo que ver con mujeres era algo que sin saber, ya lo sabía.
Ese era el momento de marcharme, pude haber agarrado cuatro trapos y marcharme, ese era el momento... debí darme cuenta que ese episodio era una señal temprana de lo que sería toda mi vida a tu lado.
No sé por qué fue que me quedé, entendí que la culpable de todo era yo, ahí, frente a ese espejo no me quedó más que aceptar mi culpa. No podía seguir mintiéndome ni auto compadeciéndome más. Ya no tenía caso lamentar, los años habían pasado y todos de manera similar… llegaron los hijos y había que luchar por ellos, yo había tomado la decisión de quedarme por esos chiquillos que tanto me necesitaban y por los que decidí sacrificarme, buena o mala fue mi decisión, sin embargo, hoy sé que fue un terrible error pues ellos mismos me dicen que no entienden por qué soporte tanto si finalmente yo trabajé siempre, fui autosuficiente, me licué los riñones en esa máquina de coser, para que a ellos no les faltara nada, mientras que tu gastabas en prostitutas, en parrandas, en amigos y en amantes de planta.
Solía ser sumisa y agachada, no protestaba por nada,me daba miedo hasta mirarte a los ojos. Esa es la mujer que tú ahora extrañas, es la mujer que a tus intereses convenía, es la mujer que tu recuerdas y a la que querías a tu lado, una mujer sumisa llena de miedos a la que pudieras dominar fácilmente y esa es la mujer que también yo recuerdo y lucharé por que su recuerdo no se vaya jamás de mi cabeza, por que a pesar de que ya está más que muerta y enterrada, no la dejó ir, esa mujer me ayuda hoy para tomar la desicion que he tomado. También recuerdo el hombre que tu solías ser y que aún hoy, por más que dices que has cambiado, sigue brotando, me dices que cambiaste, y si, noté cierto cambio en ti, pero cuando ya no me interesaba, cuando me di cuenta de que la vida, solo es una. Cuando comencé a sentir un cosquilleo en esas alas que se encontraban atrofiadas y entumidas por la falta de uso, comencé tomar muchas decisiones pequeñas y aun con cierto temor las riendas de mi existencia, esas alas comenzaron a agitarse y de a poco comenzaron a sacarme de ese inmenso pozo de oscuridad y amargura en el que tu egoísmo, tu falta de amor y atención, en el que tu despotismo y tu machismo me tenían hundida. Me di cuenta de que contigo, ya más bajo no podía caer, fue entonces que comprendí que solo me quedaba impulsarme y salir, salir y ser libre... volar; es lo que ahora hago, pero me resulta muy difícil hacerlo contigo al lado mío ya que por donde sea que quiero volar intentas bloquearme, intentas llenar de nubarrones ese cielo que tendría que ser azul y por donde quiero extender mis alas con total plenitud, para darles fuerza, para curarlas del todo. Tu pudiste volar al lado mío y nunca quisiste hacerlo, me dices que soy rara, te molesta mi forma de ser, mi música, mi nueva forma de vestir, mis aficiones, te molesta que alguien reconozca mi trabajo, te molesta el giro de 180 grados que di a mi vida. En aquel entonces, la gente que hoy me conoce y que admira mi trabajo, no habría dado por mi medio centavo, no creería que yo antes fui dominada por el miedo y la cobardía, hoy soy extrovertida, hoy vivo, me arreglo, me pongo bonita para mí, hoy hago uso de mi derecho de respirar, de llenar mis pulmones con aire puro ya no mas con el aire viciado de mi prision, hoy puedo sentir el viento de libertad darme en el rostro; ya de esa mujer sombría no queda el menor rastro, quien iba a decirlo, ¿cierto?
Con seguridad lamentas el día que algo hizo decidirme, nunca lo supiste, pero la depresión hacia de mi su presa….eran dias llorando según yo por nada, pero la verdad es que era por todo, nuestros hijos iban tomando su propio camino, el mayor había marchado al extranjero y lo extrañaba terriblemente, él había sido mi mano derecha por muchos años, el era ejemplo para sus hermanos, fue amigo, cómplice, el mejor aliado, el hijo que toda madre desea tener, me pasaba horas enteras, mirando por esa ventana, sentada en el brazo del sillón, mirando pasar a la gente, lamentaba ser tan callada, no tener una sola amiga con quien conversar. Uno de esos días comenzó a llover y yo comencé a llorar, Salí afuera y la lluvia fue lavando todo mi dolor mientras que mis lágrimas se confundían con ella…
¡fue toda una catarsis! Toda mi vida al lado tuyo pasó ante mis ojos, dolió ver que jamás sentiste amor por mí, dolió ver que tuviste más consideración para otras mujeres que para mí que se supone soy tu esposa, pero eso jamás pesó en ti. Hasta ese momento fui quien tu quisiste que fuera, fui lo que tu quisiste que fuera, pero ya no más. Así fué que tomé mis libros y comencé a leer nuevamente mientras recordaba la ocasión que me encontraste leyendo uno y me abofeteaste, diciéndome que los libros solamente sirven para meter ideas tontas en la cabeza de las mujeres, no sabías que esas ideas ya las traía desde que tengo uso de razón, los libros solo las afirmaban… siempre pregunté a la vida porque me había dado el don de escribir, el don de ser o sentirme distinta si siempre se encargó de ponerme obstáculos en el camino que me impidieron realizarme....ahora sé que no fue la vida, que la que se encargo de sabotearme y de poner obstáculos en mi camino fui yo; entre esos obstáculos el mayor fuiste tú… Aunque a ti te habría costado lo mismo apoyarme que obstaculizarme, sin embargo, elegiste esto último. Tomé también mi cámara y salí a tomar fotos que era otro de mis hobies, desempolvé mis cuadernos y comencé a escribir nuevamente.
Hoy sé que lo tuyo hacia mí, fue solo miedo, hoy sé que me temías, que adivinabas en mí una mujer diferente, que me sentías grande, infinita y se que por eso me minimizaste. Durante años fui solo una sombra, me pasabas mujeres en la cara, mujeres de la más baja ralea, entiendo ahora que con ellas te sentías muy a gusto, porque ellas si se encontraban a tu nivel, te buscabas mujeres que estuvieran al nivel del piso, ahí, donde se encuentra la mugre y la inmundicia, donde por desgracia la vida las arrastró. Contigo, mi suerte no fue mejor que la suya.
Con ellas si te sentías grande, poderoso, al lado mío te sentías nada, por eso me destruiste, acabaste con mi autoestima, mis ganas de volar, destrozaste mis sueños, cortaste mis alas y cuando te percatabas que comenzaban a crecer volvías a recortarlas con las afiladas tijeras del egoísmo, no soportabas la idea de que un día volara, no soportabas la idea de verme volar con las alas extendidas, con el empuje y el brío que da la esperanza, me despojaste de todo.
Cuando logré salir de todo eso, los cimientos de la casa temblaron, renació una mujer distinta de la que tú hiciste, exigí un trato justo, respeto… me puse a pensar que nadie se podía hacer cargo de mi vida más que yo. La crisis de los cuarenta sí que me pego duro de tal forma que me hizo comenzar a plantearme cientos de preguntas, nuestro hijo mayor se había marchado ya; los otros no tardarían en tomar su propio camino también, una vocecilla en mi interior me dijo que tenía que estar preparada para lo que inevitablemente tendría que ocurrir y yo no podía quedarme de brazos cruzados viendo cómo se alejaban, tenía que ocuparme ya y así lo hice, pues era eso o terminar mi vida siendo una especie de vegetal, mirando entre lágrimas ese nido vacío. A ti no te agradó nada, por supuesto. Fue una lucha tremenda que estaba dispuesta a ganar y así fue, me costó lágrimas de sangre todo ese cambio, pero no estaba dispuesta a ceder, ahora nada me ataba a ti, más que quizá la costumbre. pero ahora, después de que he terminado de entender que para ti fui punto menos que una sirvienta, me marcho, te dejo. Los hijos ya crecieron y se fueron, el que queda es un adolescente, se encuentra en una edad muy crítica y no quiero que continúe viendo semejante estira y afloja, el llora y me abraza tú no sabes que a él le duele la situación, ya bastante se sufrió en esta familia y es hora de cortar por lo sano, siempre pensé que los hijos crecerían y sería la hora de mi liberación, ya sólo queda él y con él me río de la vida… apuesto a que tú nunca pensaste en eso, que los hijos un día ya no estarían y que con su partida, mis cadenas se rompían.
Siempre has dicho que ya pasamos por tanto, que ya te aguante mucho, que si no nos separamos antes, ¿Cómo por qué lo haríamos ahora? Siempre dices que un día dejaras ese trabajo que tienes lejos y que junto conmigo harás una granja donde cuidaremos vacas,
borregos, cerdos y aves de corral, ya casi me vi con un overol de mezclilla, un sombrero de paja y una canasta llena de maíz, alimentando gallinas. Dime algo ¿Dónde dice o quien dijo que yo tenía que ser una extensión tuya? Que tenía que desear lo que tú, pensar lo que tú y creer lo que tú ¿Por qué piensas que tus planes son los míos? ¿Por qué crees que es así como deseo terminar mi vida? No sé qué me impide desternillarme de risa ante esa escena llena de romanticismo que quizás hubiese deseado, si mi vida a tu lado hubiese sido feliz, no creaste en mí el deseo de querer terminar mi vida a tu lado. Y bueno, esos son tus sueños, los míos van mucho más allá de eso, hoy, estoy luchando por ello, quizás no se concreten, no lo sé; pero estoy intentándolo.
Ahora sabemos que ni mi lugar fue a lado tuyo ni el tuyo al lado mío.
Recuerdo hace algún tiempo, al ver que mi marcha era inminente me dijiste que te habías equivocado de esposa que tu debiste casarte con una mujer que se conformara con criar niños, atender la casa, atender al marido y que no aspirara a más de lo que pudiera tener, que a pesar de todo, tu misoginia no logro arrebatarme mi verdadera esencia, lo que soy, que yo debí casarme con alguien que estuviera a mi altura, no sé a qué altura te refieras, pues según tu, yo nunca fui nada. Pero fue en ese momento que sin querer manifestaste, lo que de mi pensabas realmente muy en tu interior.
Hoy sigo con los preparativos para abandonar esta casa, me voy yo, creo que ya no me
necesitas a tu lado, es decir ya no soy yo la mujer que tú necesitas.
No vuelvas a hablarme de esa forma, con la voz apagada, como si realmente te doliera mi decisión, sé que hasta para eso fuiste cobarde, sé que esperabas que yo diera este paso, sé que te morías de ganas de hacerlo pero esperaste a que yo lo diera primero, tal vez no querías tener remordimientos, no los sientas, porque yo no los siento ya; no actúes como si te doliera, sé que no es así y ya no es posible seguir viviendo de esta forma en un matrimonio donde quien navego en un mar de ventajas fuiste tú, de un modo a o de otro, todo fue
siempre a tu favor, aun hoy así es…Hoy pediste una última oportunidad, no sé por qué siquiera te escuché. Sé que no es sincero o ya no sé, no pienso preguntármelo, hoy tengo todas las condiciones para poder salir de aquí y no se volverán a presentar, si yo te doy esa oportunidad que ahora pides, sé que irremediablemente, más tarde o más temprano voy a arrepentirme y no quiero que eso pase, ya no, ya es tiempo de que empiece a pensar un poco en mí, ya es tiempo de que la ventaja este de mi lado, dices que no voy a poder sola, una cosa si te aseguro, de hambre no he de morir, de cualquier forma mal estoy contigo y quizás mal este sin ti ¡Pero por el cosmos que seré libre! Por mí no quedará, lucharé hasta el último minuto de mi existencia, yo te deseo que todo te vaya bien, que encuentres la felicidad, la verdadera felicidad. Busca una mujer que de verdad ames. Yo haré lo mismo, tengo tanto amor dentro de mí para dar, amor que tu no quisiste y que opté por esconder muy dentro de mí, sé que llegará alguien que sea merecedor de él, no voy a cerrarme a la vida ni al amor, ese al que todos tenemos derecho… Un amor sano, libre de egoísmo, de ataduras, tan libre como el viento y tan cálido como un día de primavera, un amor sincero y total que haga florecer en mis jardines nuevas ilusiones, que de luz a mi existencia, que llene en todos los sentidos mi vida vacía, sé que por ahí está, afuera, sé que espera desde siempre por mí, como yo secretamente esperé por el y ahora a su encuentro voy…
(Gala Castilla)