Te he imaginado desnuda, perfecta cual Venus viviente…
te he observado cuando pasas a mi lado
con esa sonrisa en los labios que me encanta,
y me he soñado saboreando la miel de tus labios…
el sabor de tu piel… contemplándome en tus ojos.
He construido cientos de sueños húmedos, eróticos…
casi tangibles.

Me he imaginado indagando cada lunar de tu cuerpo…
tu cabello flotando suavemente sobre tu cuello,
atormentándome con tus deliciosos movimientos de cadera
mientras me aprendo de memoria cada una de tus curvas,
hasta ser capaz de recorrerte por completo con los
ojos cerrados…

¿Alguna vez me dejarás recorrer toda la orografía de
tu cuerpo?

Quiero perderme en cada uno de los accidentes
de tu anatomía femenina:
hondonadas, elevaciones, humedales.
Muero por abrevar de cada uno de tus fluidos
hasta quedar saciado y exhausto.

¡Cómo disfruto el placer de este juego amoroso,
candente, febril y desequilibrado!
¡Cómo disfruto el sabor de tu saliva y la frescura
de tu aliento!

Pero ya no me basta; ahora quiero todo de ti:
quiero sentir el sabor de tu intimidad en mi boca,
quiero sentir la textura de tus fluidos íntimos
sobre mi órgano sexual,
quiero morir bajo la opresión de la estrechez
de tu sexo.

Pero… ¿cuándo?... ¿cuándo?