No es necesario decirte las verdades que saltan a la vista.
Está en la forma en como navego en esta cruzada que llamamos vida. Está en la manera como me muevo, como un alma en la búsqueda de todo lo que no pudo ser, así como no pudimos ser.
Y no es que el hecho sea particularmente doloroso, no es que impida el camino por delante o detenga el mundo que nos rodea.
Sino que se ve como cada día que pasa, todo va perdiendo calor y el olvido es el refugio de esta mujer que ya no recuerda los afectos.
Se ve en la forma en como la lluvia sólo moja y las estrellas se apagan en el firmamento.
En el cómo el sol padece de su habilidad para devolver el color de mis mejillas, cual palidez de enfermedad mortal, pero es la mortalidad la que me padece.
En todo ello, no es necesario decir nada. La verdad habla por sí misma.