Hoy me desperté y lo primero que observé fue tu rostro, no puedo controlarme, tengo muchas ganas de ti. Estás dormido y no quiero despertarte. Quiero suprimir mi excitación de alguna forma, no pienso en nada mas, solo en tocarme y así, empieza esta guerra conmigo misma.
Me masturbo mientras suavemente acaricio tu sexo, es excitante, me siento como una niña con miedo de que la descubran. De repente lo tienes erecto, te miro asustada y con un poco de pena. Ya estás despierto, te quedas observándome por un momento después, como todo un animal te lanzas hacia mí, estoy inerte ante tu desnudez y solo dejo que me lleves a el mas increíble de los viajes, somos el claro ejemplo de bella y bestia, pero en este caso prefiero ser la bestia que arranca tu ropa con las garras, que te rasguña hasta hacerte sangrar, y si no te molesta, me robaré también el papel de bella, pasando mis manos por todo tu cuerpo, dejando escapar gemidos incontrolables, suaves y tiernos...
Es un juego de roles, a veces eres indomable, o un gato que requiere caricias, pero la única regla de el juego es amarse.