Como olvidar aquel cuarto blanco de cortinas azules
donde mi alma y mi cuerpo fueron comunión
en la entrega de mi amor y pasión.
Ahí en ese espacio donde te desnudé diosa de ébano
y recorrí con mis labios y lengua todo tu cuerpo
febril, estóico y blando.
Uno a uno fueron mis besos penetrando,
tu piel desbastada por las caricias de mis manos
esas que encontraron el surco que da la vida,
ahí ellas permanecieron jugando en el clítoris
ese que fue el botón para que la presa
inundara la aridez de mis labios
con su agua dulce, néctar de néctar...
Después tomaste a caballo el cosmos
asaltaste con tu cuerpo mi cuerpo
una y otra vez con desesperación,
así era tu respirar, la música del jadeo
que mis oídos recibieron.
Es el recuerdo de la entrega del amor, en su dulce habitación que extraño tanto y que fue el parte aguas en mi vida... Malú
Colaboración de Gustav Galván
México