Y como era de costumbre él se hacía de ver cuando quería, en cambio ella, ella siempre lo esperaba con ansias, y cuando él aparecía, la ilusionaba, promesas falsas que ella creía.
Tal vez lo hacía por darse ánimos así misma, de que un dia él cambiaría, que un dia él se quedaría. Aunque en el fondo supiera que él no era de una mujer, sino de muchas. Le gustaba cambiar constantemente, aunque a ella, a ella siempre la mantenía, no sabía porque lograba que él quisiera volver.
Y así pasaba el tiempo, ya llevaban años, él llegaba, cuando le placía, normalmente por la noche, tocaba a su puerta, con deseos de verla, de tenerla para él, pero solo sería por esa noche o tal vez dos, en las que sentiría aquello, a ella le brillaban los ojos, él era único, él era el único, la envolvía en sus brazos, le tenía cariño, y ella podía pasarse todo el dia así, siendo consentida por él. Se refugiaba en su cálido pecho, sentía como le latía el corazón, del cual siempre quiso ser dueña, eso él lo sabía, sabía cuánto lo quería aquella chica, y lo hubiese dejado todo si fuese posible, pero entonces, un día discutieron.
Ella quería pasar un poco más de tiempo con él, no quería que se fuera. Le reprochaba que siempre la utilizaba, lo cual él reconoció. Solo era un tiempo de ocio, él jamás sería de ella, él no se quedaría, y así mismo se largó, como ya había hecho antes, esta vez no tan contento, la dejó llorando, no le importó, solo se marchó.
Y después de un largo tiempo él reapareció, la extrañaba. Sus besos eran tan dulces, sentir como ella lo quería, de verdad quería verla, se había convertido en una necesidad, había pasado demasiado tiempo desde la última vez, más de lo acostumbrado.
Entonces, fue y la buscó, como siempre solía hacer, pero esta vez ella no estaba. Ya no vivía en aquel pequeño apartamento, se había ido, y no le habia dicho nada él. Quedó atónito, desorientado, ¿ella lo había dejado?, no, era imposible, ella lo quería, lo amaba, lo hubiera dado todo por él, pero, ya era pasado, ella ya no estaba.
Un día, él caminaba por un parque, y la recordó.
Recordó todo lo vivido con ella, lo cariñosa que era con él, y lo rudo que fue la última vez que se vieron. Se sentó en un banco, estaba cabizbajo, pensando en lo idiota que fue. Levantó un momento su cabeza, y entonces la vio.
No lo creía, la había buscado durante tanto tiempo, quería decirle que la extrañaba, que todo este tiempo sin ella había sentido un vacío enorme, y no quería que ella se volviese a ir, que él se quedaría a su lado, y esta vez para siempre, pero, se dio cuenta que ya era muy tarde, pues ella iba cogida de la mano con un chico, tan sonriente, se le veía tan feliz, como nunca él la vio. Caminaba tan tranquila, tan segura, sabiendo que el hombre con el que iba la amaba con locura, y él, él la había perdido para siempre.
Y justo en ese instante ella giró su cabeza en dirección hacia él, y lo vio, tan demacrado, solo. Ella se paralizó, dejó de reirse, y todos los momentos vividos con él se le vinieron a la mente, pero también recordo aquel día, en el que él la dejó tirada, llorando, en el que simplemente se largó sin importarle como se sentía ella, y fue cuando se dio cuenta que él jamás cambiaría, que él nunca la querría, pero cuan equivocada estaba ella, solo que jamás lo sabría, porque no volvería ha acercarse a él.