Intento dominar esta tristeza que me embarga como quien trata de detener una tormenta. No logro siquiera apaciguarla. Me envuelve. Sobre todo en horas oscuras. Llega como un fuego que va quemándome lentamente desde adentro. Oprime fuerte todo mi ser.
Quiero tener la fuerza para vencerla, quiero deshacerme de ella. Siento el corazón quebrado en mil pedazos. Creo que ya nada jamás lo volverá a sanar. Duele cada día. Duele cada respiro.
No consigo una ilusión que me haga dejar de ver este cielo tan gris. Sólo puedo llorar. Mi alma está dañada. Tú eres mi única cura y también mi enfermedad...