Mi bebé, entre los regalos más maravillosos de este mundo te has convertido en el más especial e importante, nuestro amor no es producto de una coincidencia, tú fuiste el motivo de vida que Dios me mandó en el momento más oportuno, en el momento que más lo necesitaba, para junto a ti poder sobrellevar un fuerte dolor…
El destino hace parte de un juego en el que todos jugamos al azar… mi juego empezó un 13 de agosto y terminó en viceversa de ese mismo número… porque un 31 de agosto mi destino dejó de ser un juego de azar y empezó a tener nombre propio… Pero también comprendo como ese juego de azar hizo que una cifra al derecho y al revés me hiciera volver a nacer…
Aunque por momentos la rabia hizo parte de este año vivido contigo, aprovecho para ofrecerte mis más sinceras disculpas y para decirte que cada discusión contigo triplicaba aún más el amor que siento por ti… Es por eso que, te amo tanto…
Hoy le grito a todos esos amores efímeros, que te has convertido en la princesa que llegó a reinar en el gran palacio de mi corazón… Y le doy gracias a Dios y a ti por darme este año de tan hermosa relación…
Colaboración de Luis Molinares
Colombia