Te conocía desde hace ya un tiempo, no me interesabas en lo más mínimo, tiempo después en tu soledad y en tu fragilidad entré a tu vida para intentar alegrarte los días y desde aquel entonces me comencé a interesar en ti.
Nuestras conversaciones calentaban aquellos días y noches llenos de frío, aquellas conversaciones podrían durar horas llenas de picardía y alegría. Esas conversaciones eran las que me alentaban a hablarte, te cogí un cariño inmenso y ese es un error garrafal en mí, encariñarme de las personas a la velocidad de la luz, pero como no hacerlo si al estar unos minutos a tu lado sentía muchas cosas que no sabía porque las sentía.
Aquella única vez que nos vimos pude corroborar lo que pensaba de ti y es que eres una mujer hermosa en todo sentido, alegre con muchos éxitos por delante, con ganas de triunfar, todas esas anteriores cosas me animaban a escribirte, a estar pendiente de ti.
Te quiero como alguien que sabe apreciar el valor de una persona como tú, no lo tomes a mal, no me enamoré de ti, simplemente admiro todo tu ser y todo lo que eres.
Por siempre mi cariño para ti.