Fue una tarde lluviosa, cuando te conocí, estabas ahí sentado en tu escritorio, me miraste fijamente a los ojos, me hipnotizaste mutuamente.
Desde ese entonces no te he podido olvidar mi amor prohibido, no me importaba que fueras veinte años mayor, en ti encontré el amor de un padre que teniéndolo no recibí. Todo iba perfecto, nuestras citas de amor, nuestros encuentros amorosos, me decías que me amabas, que me llevarías contigo al otro lado del mundo, que seríamos sólo tú y yo en nuestro nido de amor. Cuando estaba ilusionada, tu carácter cambiaba, era entonces donde me hacías ver la realidad, lo de nosotros era una simple fantasía, sólo un juego de amantes, pues tú tenías dueña...
Fue entonces que decidí terminar con ese romance, me di cuenta que no podía seguir viviendo así, con falsas ilusiones. Mi corazón ahora herido, no te puede olvidar, te sigo y te seguiré amando mi amor prohibido, mi cielo, mi eternidad, jamás te olvidaré... Dr.