¡Hola!... Bonita… ¿Qué tal?
Hay quienes dicen que siempre es mejor hablar que escribir y es porque en letras no
se puede expresar abiertamente lo que sentimos, en fin es el único medio por donde
puedo hacerlo y por donde tal vez podrás darte cuenta de lo que siento, porque sé que
no me dejarías hablar contigo si te lo pidiera.
Ya han pasados años y nunca he tenido la oportunidad de demostrarte lo que
significas para mí y es por eso que quiero comenzar confesándote estos sentimientos
que tan adentro te he guardo, te he escondido y que hoy te abrigan en mi alma.
No puedo seguir negando que cada vez que te veo, me siento lleno de alegría, me encanta
verte sonreír desde lejos y me sentiría feliz si pudiera ser el motivo de esas sonrisas,
son tantas las veces en las que quiero acercarme y que te dieras cuenta de lo que me
haces sentir, pero supongo que nunca he tenido el valor suficiente como para hacerlo.
A pesar de todo quiero atreverme a expresar cuanto me gustas y lo feliz que me hace
tenerte cerca. Puede que te parezca una locura, algo irracional tal vez, lo cierto es que
si debo arrepentirme de algo es de no haberte expresado antes, lo que sentía aunque
el resultado siguiera siendo el mismo de la última vez que te dije que me gustabas, aun
así me sentiría más tranquilo, porque nunca trataría de que me quisieras a la fuerza,
pero quiero que tengas en cuentas que siempre contarás con mi cariño y estaré
siempre que me necesites, nada me pondría más contento que algún día me dieras una
oportunidad sin embargo si estás feliz es lo que importa, incluso si no hay oportunidad
para mí.
Tan solo me gustaría decirte que sea cual sea tu pensamiento después de leer esta
carta, no dejaré de quererte, ni de admirarte por la maravillosa persona que eres, ni
de las cualidades por las que has conseguido quedarte en mi corazón.