Cada noche tengo esta sensación de que debo escribirle un millón de palabras encontradas, pero siempre que las busco se me escapan de los dedos.
Como si estuviera condenada a perseguirlas, igual que busco todo aquello que nos une, por pequeñas que parezcan las excusas.
Aún así cada noche como un religioso sin fe, te busco, cómo él busca a Dios.
Rogando, muriendo y suplicando que notes que sigo aquí, sin importar el tiempo y la distancia, sin importar que tú no me alucines como yo lo hago.
Porque esta búsqueda de ti, persistirá aún cuando de vieja suspire al hombre con el que termine uniendome el me :"voy sin arrepentimientos".
Me voy sin miedo porque quizá allá por fin nos veamos. Y por fin encuentre las palabras adecuadas con las que me dejas.