Deseo profano y ardiente,
en mi piel se estremece,
fuego que me recorre,
y busca pleno saciarse,
carnal e irreverente.
Entre penumbras espero,
a que llegues a mis manos,
como cazador a su presa,
para devorarte sin pausas,
y enloquecerte sin freno.
Fieles náufragos seremos,
unidos en perfecta alianza,
nuestras carnes palpitarán,
bebiendo su sensualidad,
ahogando sus sentidos.
Pletóricos cabalgaremos,
unidos en singular cadencia,
hasta ahogarnos en un grito,
de sumo placer y fogosidad,
salido desde las entrañas,
encumbrando el deseo.