La tarde guarda en mí aquel recuerdo intangible de tu partida. Debes estar muy lejos, tal vez pensando en mí, tal vez llorando por dentro, como yo, porque nunca escuchamos lo que trata de dictar el corazón. Te extraño mucho a punto de querer llorar. Estoy ausente de mí, no me encuentro, no me hallo, estoy vacío, partido, entero de desdicha hasta el ánima y embargado de tristeza incurable. El rincón más recóndito e infinito de mi vida te extraña en exceso. Estoy herido; tu partida ha dejado estragos en este ente podrido de banalidades. Te amo Noma’. Donde te encuentres debes estar feliz por fuera; y desde lo lejos, desde aquí, de mi lecho taciturno, exprimo de mi corazón bendición a tu vida.
Tengo la esperanza de volver a verte, de volver a tomarte en mis brazos, y viéndote a los ojos susurrarte que te amo, que siempre aguardas en mi mente, que te tengo grabada como pétalo en una rosa. No entiendo por qué tanto me afecta tu pronta partida, no sé el motivo de extrañarte tanto, si hace segundos te deseaba lo peor. Estoy harto de callar, no sabes cómo duele tener que separarnos, no sabes el enorme hueco que has cavado en mi alma con tu indiferencia, con tu orgullo, con tu sordera de corazón… no lo niego, es muy tarde y no apareces. Ahora entiendo lo mucho que hablan los silencios. Me encantaría no haberte conocido, y hoy en el tiempo me pongo de pie, me paso la mano por el pelo enroscado que cubre mi enorme cabeza; y muy lento asiento que serás mía para siempre, pero hay algo más y son estas dudas, estos presentimientos, estas enfermedades, esta muerte desgraciada…
Tal vez de aquí a muchos años me haya quedado muy ciego; por eso todavía me duelen esas palabras, ¡tus palabras!
Estoy herido, lo sé. Me siento raro y busco algo que me ayude a ordenarme, sin embargo, es muy tarde ya, y repito, no vuelves, no estás; y ya te estoy extrañando criminalmente ¿Dónde andarás amor mío?, ¿qué harás…? Porque aún te amo, porque aún te extraño… por eso doy vueltas en vaivén por los corredores, pasando la vista por el pronto camino esperando ver tu silueta, y nada; y a veces me pongo estático, pensativo, imaginando que pronto vendrás.
Será larga la noche, será triste esta noche, será negra… alguien me habla y simulo estar buscando algo en el suelo-en realidad te busco, pero en el vasto suelo de mis recuerdos-. Necesito amarte. Quiero llorar y mis lágrimas se pierden antes de salir, me amarga el pecho y maldigo el haberte perdido, y lo peor amarte sin compasión.
Qué importa que fallezca, nada importa ahora que andas lejos, estoy enfadado, enfermo…
Y después de todo, ojalá vuelvas y yo ya no esté, porque de raíz dejaré de ser el infeliz que te hace daño. Viviré amándote, sin embargo no debes ser tú sino yo, yo debo morir para olvidarte.