Y no ayudó en nada tu mensaje, a las 11:22 recibir esos signos de interrogación, en parte cesaron mis dudas y miedos, pero solo por un momento, después hubo otro tormento en mí... El no saber qué significa ello, que te había ocurrido, si estabas bien, si en verdad eras tú quien había respondido.
4:48 pm, un mensaje nuevo, diciendo que estabas bien, que solo habías tenido un problema, acaso pretendías calmarme con ello, no funcionó, para nada, ¿Qué problema? ¿Qué había ocurrido? ¿Por qué no sabía nada de ti en más de dos días? Me moría de angustia, pena, temor, el no saber de ti me carcomía el alma, una ráfaga de viento helaba mi espalda y de mi pecho un Infierno se formaba, aquellas llamas ardientes impedían mi respirar y mi mente no tardó en mil historias imaginar, y sin darme cuenta de mis ojos una tormenta ocasionó, gotas saladas cayeron, y de mi garganta un lamento se formó, quise maldecir y rogar, cuestioné de nuevo al cielo con la mirada al techo, preguntando por ti, preguntando qué había sucedido, pero nada, el silencio de mi habitación hacia fondo a mi llanto.
Cogí el celular y me torturé sin más leyendo tus dos últimos mensajes, tratando de descifrar algo que quizás ni querías detonar, abrí el WhatsApp para llegar a donde estaba tu chat y leí sin más los mensajes que habíamos tenido antes, me rompí, el nudo en la garganta creció, el llanto no cesó, incrementó, no sabía que me ocurría, me sentía vacía sin tu compañía; había leído que si no duele no es amor, pero esto, esto no me dolía, me mataba. Era una tortura lenta, como una daga apuñalando mi corazón, me faltaba el aire y las ganas de seguir, en verdad te amaba tanto para permitirme doblegarme ante esto, jamás en mi vida me había dolido un amor como este, jamás había llorado por un hombre, ni siquiera por no saber de él. Eres el primero, siéntete orgulloso por ello.
Te llamé, te mande mensajes y nada. Si por una broma tuya lloraba, te puedes imaginar lo destrozada que me encontraba. Te necesitaba, quería verte, abrazarte, besarte, jamás en mi vida soltarte. Y el remordimiento regreso, el no decirte que te amaba me lastimaba más de lo que ya estaba. Amor mío, que te había sucedido, que está pasando. Te amo, no lo olvides, no me dejes.