Que lejos estamos de todo. Que tan sencillo es dejar de ser nosotros mismos y darnos a las fuga sin sentido. Dejar de ser, duele ser realmente. Duele tener algo dentro de nosotros y nunca entenderlo, algo que se retuerce y vive bajo nuestro sufrimiento. Algo que nos define mientras nos escondemos en el rincón que envejece nuestras almas. Algo que detestamos y no dejamos de ser, por más que arranquemos nuestra piel bajo nuestros ojos, bajo nuestro ser. Duele ser.