¿Cuántos anhelan paz en este mundo de violencia? Muchos, seguro que la mayoría la anhelan, pero, ¿Es posible que un día halla esa ansiada paz? Sí, la habrá, mas no en este tiempo; En este tiempo hay Paz para los hombres, mas no entre los hombres, porque ¿Quién puede tener paz con Dios y con los hombres a la vez? Nadie, porque aquel que anda con Dios, ciertamente se ha hecho enemigo de los hombres, por lo tanto tendrá paz, pero no con los hombres, sino con Dios; ¿Es posible hallar paz hoy en día? Sí, sí lo es, mas no afuera, sino adentro, porque este es el tiempo de la paz en medio de la tormenta.
En cierta ocasión nuestro Dios nos mandó decir: “¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta?” (Hageo 1:4) ¿Cómo es posible que el hombre piense en vivir en paz, en un mundo mejor, en una tierra pacífica, sin guerra, sin aflicción, sin violencia, cuando el reino de los cielos sufre hoy una guerra? ¿Cómo es posible tal cosa, mientras la casa del Señor está desolada? ¿Cómo puede ser posible tal cosa mientras los hombres se pierden e la ignorancia de la verdad?
De algo debes de enterarte, todo lo que ves a tu alrededor, toda la violencia, todas las guerras, todos los desastres, toda abominación y todo pecado que vemos a nuestros alrededores, son secuelas de aquella guerra que se desató en los cielos; el hombre es insensato, pide la pacificación del mundo, mas no pone de su parte para pacificar su corazón. Mientras la guerra esté en pie en los cielos, no puede haber paz en la tierra, porque es una vez que termine aquella guerra en el cielo que el reino de los cielos se manifestará en la tierra, y entonces habrá paz en la tierra, ¿Cómo es eso? Bueno, la promesa dada al hijo dice: “Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies” De manera pues, que hoy el hijo está sentado a la diestra del Padre, y ahí estará hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies, ¿Qué significa esto? Que hay guerra en el cielo, y que si el hijo sigue sentado a la diestra del Señor es porque sus enemigos no han sido puesto por estrado de sus pies, ¿Qué significa poner a sus enemigos por estrado de sus pies? Significa que sus enemigos serán arrojados a la tierra, y aún no han sido arrojados, porque la tierra es el estrado de sus pies, pues, la escritura también dice “Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies”.
De modo que, como el hijo aún se mantiene sentado en el trono a la diestra del Padre, entonces asumimos que sus enemigos aún no han sido puesto por estrado de sus pies, es decir, sus enemigos aún no han sido arrojados a la tierra, y aunque los reyes de la mentira en todas las Iglesias digan que el enemigo ya ha sido arrojado, la verdad, es que eso no es cierto aún, y prueba de ello es, que la escritura nos dice “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12) claramente dice “No tenemos” cuando dice esto se refiere a nosotros y al Señor juntamente, porque tanto en el cielo el Señor tiene lucha como el tierra el hombre tiene lucha, y no luchamos contra hombres, por eso, la paz en la tierra no se consigue matando hombres, ni aniquilando reinos, ni ejerciendo violencia contra los hombres, porque la lucha que tenemos, o más bien, que tiene el Señor, y nosotros en Él, pues Él mismo nos dijo “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí” , no es contra seres de este mundo, sino contra seres de otro mundo, y claramente nos dice el verso “contra huestes de maldad en las regiones celestes” ¿Dónde son las regiones celestes? Los cielos, de manera que, es en los cielos donde aún están nuestros enemigos, y desde donde los tenemos que derribar, ¿Nosotros los hemos de derribar? La Biblia dice que lo hará un Arcángel, mas el Arcángel lo hará a nuestra señal, ¿Cuál ha de ser nuestra señal? Nuestra señal será, cuando hayamos conocido la verdad a plenitud, cuando nuestro conocimiento sobre los Misterios de Dios sea pleno, o al menos no seamos fácilmente engañados por cualquier corriente de doctrina; Entonces, aquellos principados, potestades, y su jefe, todos serán arrojados a la tierra, pues, estaremos en total capacidad para resistirlos, porque cuando caigan la maldad sobre la tierra será tanta, que toda abominación parecerá más bien cosa santa, entonces, aquel que no esté preparado para hacer frente a la maldad de aquel tiempo y para resistir la tentación de aquella época, perecerá.
El Misterio de la iniquidad está en marcha, por eso, en este tiempo no puede haber paz entre los hombres, porque la iniquidad es la que hoy reina en el mundo, porque mientras en los cielos haya violencia, en la tierra sufrimos los estragos, de modo que ningún reino de hombre puede garantizar una paz verdadera, porque para garantizar aquella paz deberá subir al cielo y encargarse él mismo de aniquilar al enemigo, lo cual le es imposible; Así que la paz entre los hombres no es posible en este tiempo, esta está reservada para el reino de la Gloria de Dios, lo que sí está garantizado es, la paz entre Dios y el hombre, convirtiéndose en rama del olivo poderoso que es Cristo, ahí entonces ganaremos paz con Dios, suficiente paz para resistir este tiempo tormentoso, con la llegada de la paz con Dios, no llegará la paz entre los hombres, por eso Él habla claro “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” Él nos dice “No se turbe vuestro corazón” ¿Porqué? Porque aunque tengamos paz en nuestro corazón con Dios, en nuestro entorno veremos violencia, guerra, ofensas, burlas, odio, rencor, entonces, al ver esto, el corazón de muchos se turbará, porque dirán “¿Cómo es que Él nos prometió paz pero miramos violencia a nuestro alrededor?” Por eso Él dice que no nos turbemos, porque su paz, no es visible, sino sensible, es una paz en el corazón, nuestra vida se sentirá cómoda, y lo mismo nos dará morir que vivir, pues, sabremos que con Dios andamos y que Él nos ha perdonado, esta es la paz que Él nos ha traído, no la paz entre los hombres, porque entre los hombres, lo que trajo fue disensión.