Eres luz de casi 20 años, llama que no se apagó con el tiempo, un milagro de esos que suceden solo una vez.
No sé si soy yo que solo sé amar de esta manera o tú a quien solo se le puede amar con tal intensidad y un toque de eternidad.
No fue la suerte, tampoco el destino y menos casualidad, fue mi corazón quien me llevó hasta ti para decirte el adiós que necesitaba encontrar.
Pero no sucedió y aquí estás... más fuerte que nunca, más firme que ayer, brillando como siempre e inundando mi ser con tu calidez y esa misma sensibilidad de la que tanto me enamoré.
El tiempo se detuvo y ahora avanza en dirección a ti, eres tan cierto, tan verdadero y tan real, que no quiero dormir para vivir este sueño hasta el final.
Guardé tu imagen en mis pensamientos y tu nombre lo tatué en mi alma, yo me llevé conmigo todo tu ser, por días y por años, aunque nada de mí te llevaste tú haz compensado ya cada segundo sin ti.
Gracias por estar, aunque no te fuiste jamás, gracias por darte cómo solo tú te sabes dar y por recibirme con todo el amor del que eres capaz.
Todos mis deseos y anhelos se resumen en una palabra... TÚ, FEDERICO... por ti soy la protagonista de mi propio cuento de hadas, de mil fantasías cumplidas y un universo de palabras que anhelaba de tu voz escuchar.
Gracias por llenar mi vida de luz, frescura, y color, por este amor tan sublime y delicado, tan inmenso y apasionado que emana de ti de forma tan natural, porque tú eres AMOR!!
Mi amor de siempre! Mi amor hasta el final!