Amor,
he guardado mi genoma,
en caja muy especial,
blindada con plomo puro,
y por dentro, olor de mar, siempre el mar.
A su lado, el tuyo;
es perfecto, irradia belleza,
alumbra el lugar;
sí, es perfecto,
como el mar, siempre el mar.
Pero ahora, es media noche,
es hora de vida, es hora de amar.
Y así, de noche en noche,
de tarde en tarde, de sueño en sueño,
pasará la vida, pasará.
Después, vendrá el silencio de nuestros cuerpos,
el mundo seguirá su andar.
Quizás nuevas guerras lo destruyan, quizás…
Pero hombres y mujeres del tiempo,
una vez más,
volverán a sus nidos, volverán.
Y así, los siglos y los tiempos pasarán.
¿Cuántos? No importa, qué más da;
para los Físicos el tiempo no existe,
es una apreciación conductual humana,
nada más.
Pero… el amor sí existe, la vida renacerá.
Se descubrirán nuevos mundos, y la tierra
como génesis de la existencia humana, quedará.
Y así, pasando el tiempo, un buen día
en milenario lugar,
alguien encontrará la caja de plomo,
¡hecha cristal!
con olor a tiempo, con olor de mar,
y el mundo de la Ciencia, en pleno,
tendrá mucho de qué hablar.
Seremos la gran noticia, será espectacular:
¡Encontrados en perfecto estado, los genomas
de Eva y Adán!
con olor a vida,
con olor a tiempo de un antaño impreciso,
y de un ya desconocido, olvidado y perdido,
olor de mar.