Imprescindible la presencia palpable de tu emotiva estancia, con cada gesto, cada ceño, con esencia encarna.
Inobjetable el tiempo de la hora contable de tu llegada, con cada segundo, cada minuto, con pericia emana.
Irracional la interpretación del versado raso de tus palabras, con cada tema, cada charla, con insistencia canta.
Inconsciente lo emocional de tu indiscutible delicadeza, con cada expresión, cada abstracción, con experiencia innata.
Inconsecuente el ayer al hoy, incorruptible no relatarte, inmoral no expresarte, incoherente la estética de la misma transmisión de lo que lees, de donde estoy, incoherente definición de lo que transmites tú.