Sentenciaron su vida,
seis años de condena más un día,
le arrebataron toda su vida,
tres firmas de mal nacidos,
bastaron para encarcelarlo,
su mujer con sus dos hijas,
nunca borrarán sus penas y heridas.
Hoy abriendo esa carta,
resucita Juan Lardin,
gritando sus derechos,
primero por su familia,
y segundo... Por una España
limpia y sin miedos.