Las gotas caen como almas extraviadas con rumbo al infinito, atavían el firmamento y transportan con su saco el frío; cuando abrazan la ventana se ven como estrellas, desfigurando la luz dentro de su sistema; su son es de Dios cuando caen al techo, masajea mi alma y me priva en mi lecho; el calor desvelado me sofocaba, pero el frío colado de la ventana me refrescaba.