Las manos de mi Madre
parecen dos hojas secas
que se arrugaron con el paso del tiempo
añorando la primavera…
son las mismas que a mi cuerpo frágil colmaron
de caricias tiernas,
las aprieto firmemente, pero ellas a mí no,
porque se han quedado sin fuerzas,
al mirarlas se estremece mi corazón
porque con cada arruga me confiesan,
horas de dolor, esfuerzo, trabajo,
dedicación, humillaciones, angustias y penas
que sufrió para darme lo mejor,
para darme solo cosas buenas,
por eso las manos de mi madre que parecen
dos hojas secas,
las beso, las acaricio y siempre serán para mí
dos hermosas rosas frescas…