Me perdí en tu cuerpo,
robé tus besos sediento de ti.
Incité tus ansias,
desperté tu lascivia…
Te llevé al Edén de los placeres carnales
poseído por mi lujuria.
Y preso de la lujuria provoqué tus ganas
al jugar con los botones de tu pecho…
Recorrí tu piel con mi lengua húmeda
y más allá de tu vientre
naufragó hasta agotar tus fuerzas
en oleadas de gemidos y contracciones.
Hicimos el amor en silencio,
entre suspiros, susurros y ruidos incoherentes,
con dulzura y pasión,
con el alma y con el cuerpo,
solos tú y yo…
Me perdí en tu cintura, tus muslos y tus caderas…
Hoy vivo cautivo
entre ensueños olvidados por tus desdenes
preso de recuerdos de una noche apasionada.