Una noche de invierno nos conocimos, nada estaba planeado las circunstancias de la vida fueron solo unas palabras; Hola como estás y tu contestaste bien, y a partir de esa noche todo fue diferente.
Los días eran noches y las noches eran nuestros días, vivíamos al revés.
Y así empezó la historia donde la sinceridad siempre fue el contrato de nuestra relación.
Donde no te importo las circunstancias de la vida, solo recuerdo que mi sonrisa te robaba tu color de mejillas, y solo decías; no sé por qué me pasa esto. Y ese día entendí que aún podía hacer sentir y dar amor R.M