Una chica delicada o rarita con ojos inmensos, castaños, labios gruesos y con un espíritu de una niña pequeña, que deseaba enamorar a cualquiera que la miraba. Hasta que un día cambió; mientras estaba esperando en la parada, se acercaba su viaje especial, mirando a la persona perfecta. Con ojos castaños, labios tan rosas, como si quisieras besarlos, tocarlos, provocando el efecto de la camera lenta. Intentando pasar la tarjeta por el lector, mientras que sus manos y su boca temblabna, sus labios se abrían despacito saliendo un susurro “hola". Mientras, esperaba escuchar la respuesta del chico perfecto, el hola más dulce. Subía el escalón, mirando si ahí un asiento detrás de él, para poderlo observarlo sin que se diera cuenta, intentando sacar cualquier conversación aunque fuera mínima; era como un sueño para ella, cada segundo, cada kilómetro que pasaba se enamoraba más, y más de él aunque las dudas empezaba a aparecer. El viaje especial llegaba a su fin, se acercaba a la parada de su casa.
La chica bajaba la cabeza junta al espejo delante, para mirarle y decirle si la dejaba bajar; observando sus labios, oyendo como le decía que no, aunque siempre la dejaba junto a la parada, con su sonrisa.
La chica caminaba hasta su casa, paso a paso esperando el siguiente día, para volver a verle y decir la misma mierda, hola.