Y no puedo dejar de observarla y acariciar su rizado cabello mientras ella duerme tranquilamente, la he cobijado bien porque muy fría se ha puesto. Es tan bella, su piel blanca como un cielo que pronostica un frío intenso hace un contraste con su negra cabellera que al verla me recuerda esa oscuridad en la que viví inmerso tanto tiempo; es tan frágil y delicada que quisiera poder meterla en una burbuja de cristal para nada ni nadie la pudiera lastimar.
Recuerdo muy bien esa primera noche que la vi, sin tener más que hacer, ese frío día de noviembre me dirigí al teatro a ver una obra de la cual no había actor conocido alguno, pero era mejor estar entre todos esos extraños que pasarme la noche viendo sombras pasar por toda mi habitación al estar llena de oscuridad y soledad. Tenía una excelente visión hacia el escenario, su entrada fue llena de gracia de delicadeza que al instante me cautivaron. No podía quitarle los ojos de encima, cada movimiento era una caricia al viento, cada palabra que salía de sus delicados labios era poesía para mis oídos, su sensual voz había conquistado mi cansado corazón.
Al salir del teatro me detuve a ver el cartel de la obra, me preguntaba como había pasado por alto a tan delicada mujer, pero era fácil de comprender ya que al haberla visto sobre el escenario y después verla sólo plasmada en un tosco pedazo de papel comprendía que tenía que volver a verla, a escucharla e incluso a sentir su aroma. Salí del edificio y aparque mi auto frente al mismo, viendo como salía la gente, esperando a que ella saliera, no sé que haría al verla tan cerca, tan igual a mi, pero ahí me estaría hasta verla salir.
Habían pasado ya dos horas y comenzaba a pensar que tal ves ya había salido y que no la había podido distinguir entre la multitud pero no, era imposible no haber distinguido a tan exquisita dama, justo pensaba retirarme a la soledad de mi apartamento, cuando la vi salir, pude comprobar lo que ya sabía, estaba dotada de una belleza inigualable, la propia Afrodita hubiese pasado como una mujer más a su lado. Sus caminados iban llenos de gracia, de sensualidad y de inocencia; encendí el auto y comencé mi silenciosa persecución, tenía que saber donde vivía la mujer que había hecho a mi corazón latir con tal intensidad.
Pasaron no más de 30 minutos cuando entro a una pequeña casa, nada ostentosa por el contrarío de corte humilde; detuve mi auto en la cera de enfrente y pude ver en mi mente como subía las escaleras tan delicadamente y encendía la luz de la cual al parecer era su habitación. Su sombra por las cortinas de la ventana era un deleite para mis sentidos. Su luz se apagó, yo tenía que hacer algo para poder acercarme a ella, por el momento regresaba a casa a regocijarme con su presencia en mis sentidos.
No pude dormir de tan sólo estar pensando en ella, sus ojos negros como la noche, su blanca piel, su graciosa figura, su delicada voz, era perfecta, tallada a mano por los mismos dioses. Por primera ves en mucho tiempo me levantaba con una sonrisa, con una esperanza, con planes que llevar a cabo. Me duché, desayune muy poco porque su recuerdo no dejaba de presentarse ante mí y dejaba todo lo que hacía por dedicarme a él.
Salí y lo primero que hice fue a ir a comprar otra entrada para la misma función a la misma hora, pero ahora buscando un lugar más cercano para poder disfrutar más de su belleza, intentando disimular ante el soso encargado comencé a preguntar sobre las obras que habría esa noche, sin quitar la vista del computador que tenía frente a él, en el cual jugaba un solitario que evidentemente perdería por su poca habilidad, contesto con desgano refiriéndose a un par de obras que se presentarían en la ciudad. Le dije que me decidiría por “La fantasía de Elisa”, preguntándole desinteresadamente si conocía a alguno de los actores que en ella actuaban, quería saberlo todo sobre ella, me respondió que todos eran nuevos talentos de la escuela de arte, que tal ves uno o dos eran conocidos en el medio, pero que él lo dudaba.
Sólo hasta que le dije que quería uno para la primera fila fue cuando quito su mirada del computador para decirme con un tono burlón:
- Debes de ser un sujeto con pasta, para pagar un boleto en primera fila para ver a un grupo de actores que no son conocidos - No hice más que esbozar una irónica sonrisa y responderle con un movimiento de la cabeza afirmando su comentario y claro diciéndole al salir:
- Amigo parece que has perdido – Apuntando hacia su juego en el computador - los sujetos con pasta jamás perdemos – al momento que le arrojaba un billete que enseguida se levantó a recoger del piso.
El primer paso estaba dado, subí a mi auto y conduje hacia la primera florería que encontré en el camino, un gran arreglo de flores había comprado y pedí que lo llevasen a la dirección de mi musa, dejándoles una nota para que la adjunten a las flores ahora sólo esperar. Vi como llegaba el sujeto a la humilde casa, lo intercepte y le di una buena propina para que me dejará entregarlo personalmente dándome su hoja de registro para que ella no sospechara nada. Aceptó, estaba tan nervioso, la tendría cara a cara, podría olerla, tocarla y hacer un escrutinio de sus penetrantes ojos. Toque la puerta ya que el timbre no servía y abrió la puerta una señora obesa, mal vestida y apestando a cigarrillo, fingiendo ser el florista, pregunté por ella, haciendo un gesto de desagrado la llamo, en eso momento quise matar a esa mujer, su estridente voz rompía la armonía de su bello nombre.
Apareció vestida humildemente y con una sonrisa en sus labios, preguntando que se me ofrecía, mi corazón se detuvo, al verla ahí tan cerca mío su belleza aumentaba, el deseo de poseerla de tenerla sólo para mi se apodero de mi pero aún no era momento, me contuve y pedí que firmará la hoja, ella así lo hizo y tomo las flores, dándome las gracias y cerrando la puerta tras de si.
Impaciente estoy, la función quiero que comience, necesito verla nuevamente. El telón se abre y ahí esta ella, mi bello ángel, es imposible comparar su belleza ya que sería insultarla, la obra se me hace tan corta esta ves; al terminar repito mi persecución que yo más bien diría es asegurarme de que este bien y que nada le pase.
Al menos ha llegado con bien a su casa. Comienza un nuevo día y vuelvo a hacer lo mismo que he hecho el día anterior, sólo que ahora voy vestido más pobremente a comprar la entrada al teatro para que el sujeto no me reconozca, no quiero que sospeche de mí. Al parecer ni cuenta se ha dado de que a alguien le ha vendido una entrada de una obra tan insignificante pero tan iluminada por mi bella dama. Un nuevo ramo de flores va ya en camino hacia su destino y hago lo mismo que ayer, sobornar al florista para entregar las flores, todo es igual que ayer, sólo que hoy, ella es la que me abre la puerta y me sorprende y no puedo ni articular palabra, me he quedado petrificado, pero ella entiende y me pregunta en donde firmar, le entrego la hoja y enseguida las flores, me da las gracias y una bella sonrisa, sus blancos dientes me traen a la memoria unas hermosas perlas.
En la noche nuevamente en primera fila viendo a mi diosa más bella que Afrodita actuar, ya se lo que sigue de la obra pero no importa, sólo quiero absorber lo que más pueda de ella con la mirada, con mis sentidos. A la salida vuelvo a llevarla a casa sin su conocimiento. Y así pasan 15 días, su imagen me tiene agotado, no duermo por recordarla y las pocas veces que duermo sueño con ella, he adelgazado considerablemente porque no pruebo bocado por sólo pensar en lo que haremos cuando la tenga a mi lado. Sin saberlo se ha vuelto mi tormento.
Esta noche actuaré a la salida del teatro, después de verla actuar como todas las noches desde hace casi 20 días ya que hoy es el último día en taquilla de la obra. El clima se ha puesto de mi lado, una fuerte lluvia acompañada por un frío aire que anuncia el final del otoño, ha hecho que poca gente haya asistido al teatro. Ahí esta parada en la puerta esperanzada a que la lluvia amaine un poco, pero al ver que no se calma ni un poco comienza a caminar bajo la lluvia, enseguida me acerco en el auto y por la ventanilla del copiloto le digo:
- ¿Te llevo? - Al momento en que esbozo una sonrisa.
Ella como aliviada enseguida se sube, me a reconocido por ser el que le ha entregado las flores estos últimos 15 días. Comienza una charla muy banal de que hacia por ahí, ella me platica de que es actriz y muchas cosas que yo se, pero que ahora son mejores porque ella me las ha dicho. Tan feroz es la lluvia que ni cuenta se ha dado del rumbo en la que la llevo, aparco el auto y ella me agradece con un beso en la mejilla, muy astuta, ese gesto por poco hace que olvide mi objetivo.
Intenta bajar del auto pero no puede porque lo he cerrado bien al haber subido ella, voltea inocentemente y dice que no puede abrir la puerta, bajo del auto sintiendo la lluvia en todo mi cuerpo, pero con mi mano dentro de la gabardina negra que he llevado, abro la puerta y un lienzo con cloroformo le pongo en el rostro angelical que muestra lleno de miedo, un sentimiento de arrepentimiento llena todo mi ser pero al oler su dulce perfume barato me armo de valor y sigo ahí hasta que ella deja de luchar y cae dormida. Observo que no haya nadie que nos pueda haber visto y al cerciorarme de ello, la saco sobre mis brazos y la meto al apartamento que he limpiado esta mañana para recibirla como merece. Podría apostar que su vieja y obesa madre no se ha dado cuenta de la desaparición de su bella y angelical hija.
La recuesto tiernamente en la cama de mi habitación, mi entorno se ha llenado de luz, pero ella no entendería el porqué de esto así que muy a mi pesar le ato los pies y manos y una ligera mordaza le he puesto para evitar el ruido que a los vecinos podría despertar. Me arrodillo a un costado de la cama para verla, le paso mi mano por todo su bello rostro, por sus bien torneadas piernas que mojadas se encuentran por la lluvia. Comienzo a percatarme de que no sólo sus piernas están mojadas si no que la mayor parte de su ropa lo esta, no quiero que se enferme por mi descuido. Me levanto y busco un poco de ropa, un vestido de mi antigua novia he encontrado, le quedará eso lo se.
Comienza a despertar así que un poco más de cloroformo le hago inhalar para poder cambiar su mojada ropa sin problema alguno. Cae dormida nuevamente pero mi mente se ha gravado la mirada de terror con la que me ha visto. Le quito las sogas con la que atada estaba; poco a poco sin lastimarla le quito su mojado suéter y queda sólo con una delgada blusa que ya gastada está la cual también le quito con delicadeza y dulzura, su falda rápidamente le he quitado pero una sorpresa me he llevado al darme cuenta de que su rompa interior también se ha mojado;
la levantó un poco y le quito su blanco brassier y quedan al descubierto unos pechos perfectos, no pequeños pero tampoco grandes simplemente perfectos, redondos con un rosado pezón que les da un toque de sensualidad, enseguida me doy a la tarea de quitarle sus bragas dejándome ver un pubis magnifico enmarcado con un poco de negro vello. Pasó mi dedo por su rostro bajando lentamente por su cuello, rodeando sus pechos y sus pezones que duros se han puesto al contacto con mi piel, sigo bajando por su vientre plano jugando un poco con su pequeño ombligo, sigo bajando hasta su pubis rodeando cada parte de él, siguiendo por sus bellas piernas y terminando por sus delicados pies.
No quiero que despierte y piense mal de mi, así que enseguida le pongo el blanco vestido y le queda a la perfección haciendo que su angelical apariencia sea más creíble. La vuelvo a amarrar y traigo comida para cuando despierte, hambre debe de tener porque lo que soy yo, un hambre voraz se ha apoderado de mí; en cuanto regreso al cuarto ella despertando esta y se sobresalta al verme entrar con comida, la cual rechaza tras mucha insistencia mía así que sin más termino por comerla yo.
Estoy satisfecho y quiero charlar con ella, así que le quito la mordaza con la promesa de su parte de que no gritara, y así es, además de bella tiene palabra. Y lo primero que hace es preguntarme el porque la tengo ahí, por qué ella y mi respuesta es sólo un tierno beso en sus labios que me sabe a gloria y me lleva al cielo y le digo que la amo y que ella también lo hará pero me regresa a la tierra al escuchar su apagada voz que me dice que soy un monstruo que jamás me amará porque ella ama a otra persona y comienza a gritar pidiendo auxilio.
Quiero que se calle, que guarde silencio o que diga que me ama a mí y sólo a mi, así que tomo la almohada y la pongo sobre su rostro que se desfigura por el miedo y que hace que gruesas lágrimas salgan de sus negros ojos, pero no me detengo, tiene que amarme como yo a ella, presiono fuertemente la almohada sobre su rostro, al principio pelea mucho pero poco a poco va cediendo, creo que ya entendió que me ama y que pasará una vida a mi lado porque ya no se mueve, retiro la almohada de su rostro y se ha dormido, fue porque tuvo un día cansado, me recuesto a un lado de ella y la abrazo contra mi pecho.
No puedo dejar de observarla y acariciar su rizado cabello mientras ella duerme tranquilamente, la he cobijado bien porque muy fría se ha puesto... Tal vez se ha resfriado, mañana le preparare sopa caliente... Porque hoy muerto de sueño estoy al por fin tenerla a mi lado.
Es algo que me salió en una noche de lluvia, en lo personal me gustó mucho y a algunos conocidos también. Espero les guste...
Colaboración de Kaotica
México