Están nuestras sábanas muy frías,
Extrañan lo morboso de tu sexo,
De tu boca retozando con la mía,
Bebiéndonos el néctar del aliento.
De tus besos que buscaban mis entrañas,
De ese peso de tu amor sobre mis pechos,
Nuestras pieles que sudaban como lluvia,
Esa erótica pasión creída fuego.
Nuestras sábanas extrañan los gemidos,
La locura de tus ojos al mirarme,
Ese ambiente de un amor tan desmedido,
Y la ternura de tu cuerpo al abrazarme.