No sé si leerás esto, pero necesito escribirlo. Hoy volviste a mi mente, como tantas veces lo has hecho desde que nos separamos. No sé qué estabas haciendo en este instante, pero me gusta imaginar que estabas sonriendo, aunque en el fondo siempre supe que tus ojitos escondían más de lo que querías mostrar. No voy a fingir que todo ha sido fácil sin ti, porque no lo ha sido. Extraño tantas cosas, incluso las más simples, esas que parecían insignificantes, pero que ahora pesan en mi memoria. Extraño tu risa inesperada, la forma en que me mirabas cuando no sabías qué decir, y sobre todo, la sensación de que, a pesar de todo, yo conocí un lado tuyo que pocos han visto. Conocí a esa niña interior tuya, esa que, aunque fuerte, también necesita ser cuidada, consentida y amada. Y me gustaría ser esa persona para ti, esa que te haga sentir protegida y querida como mereces. No sé si aún piensas en mí, si alguna vez te has preguntado qué habría pasado si las cosas hubieran sido diferentes. Yo sí lo he hecho, y por eso te escribo. No para presionarte, no para insistir en algo que no quieres, sino para que sepas que aquí sigo, que si alguna vez sientes que podríamos intentarlo una vez más, yo estaría dispuesto. Solo quería decirte esto, sin vueltas, sin adornos. Porque lo que siento por ti nunca ha necesitado demasiadas palabras, solo verdad. Con todo mi cariño.