Inventé todas mis formas
inventé mi soledad, inventé la noche, las tasas y el aire
inventé la materia, inventé el sueño y las sábanas
inventé el llanto y todos los dolores
inventé la cocina y también el comedor, el gas y el fuego.
Pero lo inventado se hacía costumbre, se hacía hechizo
(ahora pienso que vivo).
Inventé la cercanía, la música, los amigos
inventé los semáforos, la ley y la norma
inventé mis propias manos,
mi propio pasado.
Inventé a mis padres, a mi hermana y todos los conflictos
inventé mi imaginación, inventé los inviernos
las ciudades, mi silencio.
Pero lo inventado se hacía costumbre, se hacía hechizo
(ahora pienso que vivo).
Colaboración de Maximilianoriera
Argentina