Palabra muy simple, sencilla, completa, muy llena de amores
Palabra que encierra todo lo que siento…
… que al dártelo todo, me quedé sin nada, solo con
rencores.
No supiste oírme.
Te decía todo; así no podías seguir por la vida.
No supiste oírme.
Cuando preguntabas, buscando respuestas a lo inexplicable, yo te contestaba
y nunca mentía.
Amores frustrados, encuentros dolidos.
Llantos y más llantos había en tu vida.
Cambiaste tu pelo por colores, puras fantasías.
Pero no eras vos, no eras mi amiga.
Un día de invierno cambiaste de rumbo, te fuiste corriendo con
otros amigos.
Ellos eran distintos. No te convenían. Ellos no serían
buena compañía.
Nunca me escuchaste.
Después de algún tiempo volviste a mi encuentro triste
y abatida.
Esa lucecita que estaba entre tus dedos te quitaba vida.
Tu cuerpo temblaba, estabas flaquita, “para ser moderna”
como me decías.
No te dabas cuenta de cuanto perdías.
Perdías tu encanto, tu risa y mi compañía.
Balbuceaste apenas que ya no podías pintarte el cabello con tus
fantasías.
Estabas enferma y todo te vencía.
Tus “buenos amigos” en quienes creías, te dejaron
sola.
Nadie te escuchaba ni te contenía como yo lo hacía.
Intenté ayudarte, a darte alegría y así empezamos
juntas a luchar con fuerzas
Y seguir de nuevo firmes por la vida.
De a poco volvimos a confiarnos todo, todo y sin mentiras
Y brillo en tu rostro la luz de la vida.
Y así prometimos no separarnos.
Y así prometimos olvidar rencores que ya no existían.
Y así prometimos amar por siempre la vida.
Y ante Dios juramos que tú y yo seríamos...
¡Eternas amigas!
Colaboración de
Silvina Lastra
Argentina