Sentada en un sillón me encuentro con mi soledad, nada suena igual, las mismas palabras de siempre pero no son más que ecos que resuenan.
Otra vez me pongo a pensar si esto es casualidad, si es cosa del destino o algo hice mal, la soledad; cada vez más cercana, los amigos cada vez más lejanos y tú, un extraño con recuerdos en común, ¿Y yo? Yo soy la persona que sigue inmersa en el vacío de tu ausencia, viviendo de ilusiones fallidas.
Son cosas del destino, tú al otro lado del abismo y yo en la orilla lamiendo mis heridas, sufriendo mi pena merecida.
Me conformaré una vez más con deambular sola por esta vida; mientras mis amigos tendrán manos en que apoyarse, hombros para llorar cuando la tristeza aceche, soy yo, el alma solitaria que vaga sin esperanza, un alma que no tiene complemento.
Colaboración de Lucía Franco Vil
Paraguay