Lejos de este mundanal y espeso ruido que me rodea,
Envuelves a mis sentidos de maneras muy extrañas,
Invenciones que me complacen al traerte de vuelta conmigo,
Mezclados con la desconsolada realidad en la que me haces falta.

Y le pregunto a mi corazón herido pero ansioso,
Si en algún momento de tu atareada rutina sin mí
Percibirás mis puros deseos de tenerte de vuelta
Y si al notarlos, sabrás, que soy yo la que los envía.

Como cuando al levantarme por las mañanas
Te llamo con el primer pensamiento de mi día,
Y antes de abrir los ojos te busco al otro extremo de la cama
Y acaricio con mis dedos tu espalda aún caliente.

¿No has sentido un cosquilleo en tu espalda por las mañanas?

Como cuando respiro profundo el aire a mi alrededor
Me aferro a poder inhalar un poco de tu lejano aroma,
Aquel olor vicioso de tu tostada piel que añoro
Esperando en un acto de magia que tu perfume me encuentre.

¿No has sentido alguna vez una leve brisa caliente recorriendo tu cuello?

Como cuando cierro los ojos para soñarte junto a mí
Y te disfrazo del príncipe de mis cuentos encantados
Y mientras atenta escucho tus historias de dragones
Nos elevamos por las nubes llenas de delirios de amor.

¿No has sentido a veces que te sacan de tu mundo para llevarte a otro?

Como cuando escribo en un papel blanco tu nombre
Y lo repito en voz baja pretendiendo que sea un conjuro,
anhelando que el destino en su intento por recuperarnos
te haga aparecer a mi lado con tus ganas de encontrarnos.

¿No has sentido que te nombran a lo lejos pero estás solo en la habitación?

Como cuando froto con los dedos mis secos labios
Esperando encontrar algún difunto beso que me diste
Y de encontrarlo, despojarme de él muy lentamente
Para guardarlo con otros tantos que he podido preservar.

¿No has sentido que te queman los labios sin aparente razón?

Como cuando cada noche acostada antes de dormir
Me deleito viendo aquella foto tuya que tengo guardada
Y como un ritual obligatorio y sagrado la beso fuertemente
Esperando que lo puedas sentir en tus mejillas rosadas.

¿No has sentido que te besan las mejillas cuando estás dormido?

Como cuando al estar acostada sola en la noche
Cierro los ojos y susurro muy suave un “Te amo”
Deseando que llegue alguna vez a tus oídos
Y quieras regresar para que te los repita de frente.

¿No has sentido en alguna noche que el viento te susurra un “te amo”?

Como cuando lloro en mis desesperados instantes
En los que la realidad oscura por la ausencia de ti
Vence a mis frágiles esperanzas de que pronto volverás
Y me obligo por esos trastornados minutos a no pensarte más.

¿No has sentido sobre tus manos una sensación de humedad que no puedes explicar?

Como cuando decido soñar contigo mis historias de romance
Y te visito a media noche para emprender la travesía
Y te conduzco a mis paisajes llenos de nosotros dos
No hace falta describir mis fantasías, sé que las conoces bien.

¿No has sentido en la mañana que estuviste en el sueño de alguien más?

Como ahora que estoy escribiendo para ti
Y siento que en cada verso que apunto me acerco
Y pido a los dioses sagrados de la trágica poesía
Que te digan que pronto “ya me puedes volver a leer”.

¿No has sentido que te secretean versos de alguna poesía en la que eres musa?

¿Lo has sentido?
¿Cualquiera de estas, o todas ellas?
Pues he sido yo.

Me volveré amiga del viento, del tiempo, de la soledad.
Me convertiré en aliada de la magia, del silencio, del cielo.
Y estoy buscando la forma de ser cómplice del destino
Para encontrarte y no soltarte,
Para enamorarte y no volverte a fallar.

Sólo dime,
si lo has sentido.

Colaboración de Eli Mandino
Ecuador