Que sombras de golondrinas
se zambullen en tu alma.
Mieles de acanto y romero
ofreces en tu mirada.
He bajado a lo profundo
de esos ojos que me abrasan,
he encontrado tu misterio
rodeado de esmeraldas.
¡Qué temblor me ha sacudido!
tu roce me electriza,
tu boca se me ofreció
como una roja granada.
He perdido la conciencia
en néctares de albahaca
los claveles de tu cuerpo
juegan con las almohadas.
Se derramó la pasión
con suspiros de guitarra
con balidos de corderos
enganchados en las zarzas.
Colaboración de Emilio Pérez Ventero
España