Por estar mirándote
mirándote embobado
ni siquiera me esperaba
el severo golpe que me dado.
Caminaba muy tranquilo
y al verte me quede hipnotizado
y cuando trate de hablarte
es allí que me he tropezado.
Me he arrancado parte de un dedo
del pie al tropezarme
y aun así ni siquiera
volteaste a mirarme.
Por estar mirándote
muy duro me he estrellado
y aunque por ti fue que me estrellé
ni siquiera me has mirado.
Colaboración de Jairo Alberto Pérez Díaz
Colombia