Se escapa por su boca un encordado de sueños, lloran las cuerdas del arpa como el agua gravitando sus mejillas. Urde una telaraña de sinfonía para pescar mis suspiros. Es mi bien amada la que flota en mi alma. Tiene dos balsas de labios, un rosado foso de garganta donde su lengua se escapa de la cisterna de su boca.
Con sus labios de braza y viable madero de roce ansiado, en mi desértica boca planta palmeras de oasis con su aliento. Arma pérgolas rojas en el lecho, suena el reloj de la hora en los instantes de la gloria pero ella regresa en luna plena a remontar el placer en aurora. En paráfrasis amplia incorpora el deseo precipitándose al torrente descalza con sus pies mojados de infinito rio, toca mis sentidos de ascuas y somos dos rayos parpadeando con el iris enardecidos apagando la sombra.
Colaboración de Ricardo Álvarez
Argentina