-Ten, supongo que es el último…
-¿Seguro que es el último?
No sé a quién debería de darle más miedo,
si a ti, el saber que éste es el último obsequio que te daré,
o a mí, de saber que no volveré a tenerte presente en mi mente,
para dedicarte mi tiempo y dibujar tu nombre.
No sé a ti, pero a mí me da pavor.
Debería de hacerte saber que cada cosa que escribo,
dibujo o te deseo buenas noches,
lo hago porque me hace sentir bien,
que lo hago sin esperar nada a cambio,
ni si quiera un: “tú también”.
Decir buenas noches,
no es una manera de culminar una conversación,
de anunciar que se acaban las horas,
de profanar la obscuridad de la noche,
es sin embargo, la forma más sutil de decir,
pensé en ti antes de irme a dormir.
En lugar de preocuparte tanto por todos los obsequios que te di,
por lo que pude llegar a sentir por ti,
debiste disfrutar intensamente de cada uno de ellos,
desde su envoltura, hasta mi letra remarcada en el papel,
incluso imaginar cómo hice cada uno de ellos,
cuánto tiempo dediqué a pensar en ti mientras los hacía.
Debes de disfrutar mucho las cosas mientras duren,
nunca se sabe cuándo terminaran.
Ahora puedes comenzar a tener miedo,
porque sí,
éste es el último obsequio.
Colaboración de IngPoeta
México