¡Oh...! ¡Poeta valeroso!
que no temes al desdén,
del criterio derruido...
Del realista que no cree.
Ilusión y falsedades
se amalgaman en coacción,
construyendo mil falacias...
Pero vastas de pasión.
Ya la mente irredimible
de vocablos se ha llenado,
y el poeta, extrovertido...
Un tesoro ya ha encontrado.
Los senderos que imagina
el más ínclito poeta,
los recorre presuroso...
Su pensar como saeta.
¡Oh...! ¡Poeta incomprendido!
que en urdir empecinado,
por hallar joyas escritas...
Gran umbral tú ya has creado.
Más la puerta que has abierto
con la magia de tu pluma,
ya será también la llave...
Que te encierre ya en tu tumba.
¡Oh...! ¡Filósofo poeta!
desdeñable es tu riqueza;
mientras otros... Oro tienen,
tu abundancia es la elocuencia.
Colaboración de Roberto del Castillo B.
México