Bueno, sé que una de mis mejores virtudes es escribir, ya que en el diálogo tan solo encuentro palabras que quizás hieran la susceptibilidad de la gente.

Hoy tengo que darte gracias por todo lo bueno que me entregaste, logré conocer otra faceta de mi vida, pero para empezar, tengo que remitirme siempre a un principio, y ese principio me evoca recordar aquella primera vez cuando te vi y logramos entablar una conversación.

Con tu manera de dialogar y de expresarte me fui dando cuenta de que eras una mujer muy culta y preparada, entendiendo que no se requiere asistir a un claustro educativo ni pisar una academia para alcanzar esta virtud que te acompaña, ya que en cada palabra que pronunciabas entregabas una vivencia que denotaba una gran seguridad y de manera coherente, me impacté desde aquel instante, no fui quizás muy locuaz al pretender demostrar que ya mi corazón tenia una razón para fijarme en ti.

El tiempo siguió su marcha, mientras mi pensamiento volaba siempre hacia ti, de manera insistente me repetía tu nombre, logrando crear un dilema entre mi conciencia y mi razón.

Sí, ese dilema era el de entender que yo con unos cuantos años más y tu con los años mas jóvenes, se marcaba una abismal diferencia en generaciones, en experiencia, en vivencias, en carácter y muchas cosas más que me obligaban a pensar si era descabellada la situación de enfrentarme a tan hermosas oportunidad de conocer a un ser como tú o si desistía en arriesgarme y dejar pasar este momento que Dios me ponía al frente.

Junto a ti empecé a vivir algo hermoso, ya que tu joven manera de amar me envolvía cada vez mas y mas, queriendo detener el tiempo arrancándole las manillas al reloj, y así eternizar cada instante de pasión, cada espacio de entrega, cada suspiro, cada cascada de felicidad, de emociones intensas, de alegrías, de risas, de penas y llantos, que llenaban mi corazón de juventud haciéndome sentir el mas feliz de los hombres. Tanto así que estando junto a ti, llegue a pensar que todo iba a ser para siempre, pero fallé en el alcance de mis pensamientos.

Gracias nuevamente por tan bellos momentos que vivirán en mi memoria como fotográficos recuerdos.

Mi ansiedad residía en buscar ese espacio, esperar afanosamente el momento de poder correr a tu lado y envolverte en un fuerte abrazo, llenando de besos tus carnosos y frescos labios y con un emotivo saludo recordarte cual importante eres para mí.

En la vida no hay nadie perfecto, así como yo tengo tantos defectos y virtudes que en ocasiones te molestaban, no entendiendo que en el amor de pareja la relación es de dos y que esos dos no pueden pensar igual, no pueden actuar igual, que hay que acudir al dialogo para negociar lo que tanto nos incomodaba o afectaba nuestra relación. Nos faltó tacto.

Mira, te amé con tanta intensidad, esa misma debo buscar para olvidarte. Hoy no quieres saber de mí, pidiéndome que no te llame ni que te busque, pero aunque hay necedad y terquedad en mi pensamiento, tengo que de manera forzosa mostrarme sereno ante tal situación ya que soy yo quien tiene esa maldita diferencia de edad, que me podría llevar a ser juzgado de manera insensata, por todos aquellos que nos conocieron, la madurez es mía y con todo el dolor que hoy me acompaña y me embarga tengo que dar un paso a mi costado, para que puedas volar y conocer nuevos rumbos.

Te confieso que en ocasiones me sentía tan seguro de tenerte y jamás pensar en perderte pero una vez más vuelvo a caer sin entender que el amor hay que cuidarlo y yo derroché esta gran oportunidad, frente a ti siempre fui grande y orgulloso.

Nunca olvides que el amor es un gran juego de palabras y verbos que tenemos que saber conjugar sin esperar llevarlos al pasado, porque allí ya no riman, el amar, el sentir, el confiar, el reír, el llorar, en fin. Fui muy feliz mientras tú lo permitiste.

No me siento culpable por que fui honesto, te brindé mi corazón sin condición alguna, aquí los dos fuimos culpables, jamás nos respetamos nuestros limites, los juzgábamos y los criticábamos de manera reprochable sin buscar una solución diferente a esta que hoy tenemos que enfrentar.

Oportunidad no te la pido, en ti estará el saber si realmente yo me la merecía, por mi proceder, por mis malas o buenas acciones, por mis malas o buenas decisiones, jamás te presioné a hacer algo que fuera en tu contra y si estar a mi lado lo haces de manera obligada. Nunca lo hagas, es un grave error. Nadie fuerza a alguien a amar y sentirse amado.

Finalmente me despido de ti, con el corazón en la mano y con las heridas que solo el tiempo una vez mas cicatrizarán. Recordándote que el amor hay que dejarlo fluir y que cada día hay que innovarlo y alimentarlo para que la rutina y el hastío no lo asesinen.

Nunca eches en saco roto lo vivido, aprende de ello y así te harás mas grande de lo que eres.

Te grito hoy una palabra que nunca y quizás demasiado tarde, te la quise decir desgarrándome el alma y en mayúscula, para que no lo olvides: TE AMO, MI PRINCESA.

Colaboración de adiós con el alma en la mano
Colombia