¿Por qué no ríe, damisela?
¿Acaso el roto espejo le devolvió la imagen?
mirada ciega de lejos, vacía de cerca.
Los lobos rabiosos que la habitan la cercan,
Roen su piel de fino tapado con procaz lenguaje.
O fue su voz en eco que jaló el bolsillo
Vacío del mundano monseñor Lucifer.
¡Ah, damisela de antaño, juventud envejecida!
qué bien danza el vals de la hojalata.
O es su pose de apariencia y sonrisa barata
Que le ciñe la cadera y le comprime el beso.
Le ata brazos y manos a la estaca dura
Del roble y no puede entregar un abrazo.
¿Por qué no ríe?
Es la negra hoguera del minué de los zapatos
donde se desgarran sin pompa las sandalias.
Sus bonitos ojos son tan transparentes
Que se puede ver la nuca y el cerebro fugitivo.
Del rostro en pintura al pecho hueco,
asoma el corazón gélido de freezer y el alma fugitiva.
¡Oh, jabón lechoso de Cleopatra con aroma a dalias!
¡Ah, entiendo!
Es que respira la vida a sorbos y suelta al aire lenguaje fino y olvidable.
¡Voy a ser curioso! ¿Cuál es su patrimonio?
... No sueña, memoria frágil, andar triste,
lengua voraz y rápida, de gala se viste,
no tiene oídos sino orejas.
Espere que anote...
Le doy mi diagnóstico presunto.
Usted no ríe porque vive muerta.