Los besos furtivos al caer la noche, la desinibición de tu cuerpo quemando el mío, de a poco siguiendo la senda hirviente de mi cintura, enredado en mis cabellos, y entre mis profundidades la humedad, el éxtasis y el alivio, que con deseo y locura castigas con tus caderas, y eso tan tuyo desbordando placeres retenidos, evocando gemidos... ah!!! Gemidos.