Cuando éramos jóvenes te amaba tanto que sentía que flotaba, y realmente despegaba del piso, mis ojos eran para ti solamente y aun cuando tú me decías que yo no era lo que tú querías para ti yo seguía luchando por demostrarte que sí.
No se porqué permití llegar hasta el último de tus desprecios, era como una obsesión el querer demostrarte mi amor. Aquella vez que decidiste alejarte de mi lo acepté, no te busqué. Para mi sorpresa al cabo de unos meses regresaste, me reconquistaste con tu sonrisa y los buenos momentos en mi alcoba, caí de nuevo a tus pies pero tú ya estabas tan acostumbrado a hacer conmigo lo que quisieras que el cambio duró un par de meses. Ahora viviendo casados era diferente lo había logrado te tenía a mi lado, era la mujer más feliz pero tus desprecios seguían. Yo no era la mujer que tú querías para ti y aun no entiendo que haces aquí.