He intentado muchas veces sacarte de mi mente.
Intento cada día no pensar en ti.
Intento comprender que no me perteneces. Lo acepto, pero cómo se lo explico al corazón? No se como lo hiciste pero sin querer te convertiste en mi más bonita ilusión y a la vez en mi más grande tristeza.
Eres un sueño imposible.
Un secreto inconfesable.
Un amor inalcanzable para mí.
Tal vez nunca lo sepas pero te adueñaste de cada uno de mis pensamientos.
¡Hay tanto que quisiera decirte! Quisiera contarte que tengo que mostrarme indiferente cada vez que te veo, cuando en realidad, por dentro me muero por hablarte, por tocarte, por mirarte fijamente a los ojos y confesarte lo que siento por ti.
Pero no puedo...
Siento miedo y no es correcto además. En vez, trato de decírtelo con mi mirada.
Podrán mis ojos contarte todo? Que suspiro por ti. Que vives en mis sueños. Que siento mariposas en el estómago cada vez que te veo. Que volví a sentirme viva gracias a ti.
Te miro y tú me miras. Tu mirada profunda me atrae, me incita. Tu sola presencia me sorprende, me domina.
Tus ojos marrones me hablan, me dicen tanto... Siento que tú tampoco eres feliz. Que no estás donde quieres estar. Que no estás con quien quieres estar.
Es así?
Sé que pronto te irás lejos.
Con sólo imaginar que no voy a volver a verte se me quiebra el alma, me invade la nostalgia, me arropa la tristeza.
Me asusta pensar que nunca seré tuya. Me asusta pensar que nunca serás mío.
Me asusta tu edad y la mía.
Me asusta pensar que nunca voy a saber como se siente estar entre tus brazos, a que saben tus besos. Que nunca voy a sentir el calor de tu piel...
Me pregunto si sentirás lo mismo por mí?
Tal vez nunca lo sepa.
Ojalá mis ojos hayan podido decirte lo que yo nunca pude con palabras.
Ojalá algún día te vuelva a ver.