Ya perdí la cuenta de los días que llevo extrañándote. No entiendo por qué, y honestamente no creo que algún día logre hacerlo.
¿Qué es lo que hiciste? Qué fue lo qué pasó que quedaste tan marcado, tan profundo, tan fuerte. He intentado de mil formas convencerme de que lo nuestro no fue nada especial, nada de otro planeta, al menos no lo suficiente para causar este efecto en mí, y si, a veces estoy a punto de lograrlo, a punto de creerlo pero no, escucho tu nombre o te veo y todo vuelve a ser tan confuso como al inicio. El sentimiento de melancolía empieza a invadirme, se adueña de mi y pierdo totalmente la cordura, me pongo boba, no sé qué decir, no sé qué hacer, como comportarme y a veces puedo parecer idiota o que te odio, pero no, y créeme que no, te lo digo porque ya lo he intentado, he querido odiarte con tantas ganas que solo termino queriéndote más.
No te molestes, no es necesario que digas una palabra, se que para ti es una tontería, no lo entenderías nunca, y tampoco pretendo que lo hagas, pues en tres años ni yo he logrado comprenderlo. Hay veces en las que creo que no te importé ni un poco, y luego, casi al instante, me cuestiono si en serio puedes haber sido tan bueno fingiendo y por qué o para qué, entonces empiezo a pensar qué tal vez te sientas igual que yo, aunque sea un poco. Pero es algo que nunca sabré y no sé si quiera hacerlo.
Tengo miedo, mucho miedo de esa verdad, tal vez sufra menos viviendo la mentira que yo misma me he encargado de construir. ¡Te quiero! Y qué ganas de gritártelo que tengo. Me encanta cuando te veo, y me muero por ser normal, por poder simpatizar contigo, sin que el ambiente se tense alrededor. ¡Me duele! Acabo de enterarme que te vas en unos meses y que tal vez nunca logre hablar contigo como con los demás, y es que te juro que eso es todo lo que quiero... poder reír, hablar, llorar, celebrar triunfos, apoyarnos en caídas o simplemente no hacer nada, pero juntos. Esta noche el sentimiento de tristeza e impotencia se apoderaron de mí y pues decidí escribirte esto, aunque nunca lo leas, aunque nunca lo veas, va para ti. Te quiero, te quiero tanto que duele.